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Eje Futuro - Page 37

  • El 'acuerdo secreto' que se negocia en Washington y que hará inútil tu voto Leer más: El 'acuerdo secreto' que se negocia en Washington y que hará inútil tu voto -

     

    ¿Sobre qué se ha debatido esta semana en la quinta ronda de negociaciones sobre el Tratado Comercial entre EEUU y la UE? ¿Quiénes forman parte del grupo de expertos que las dirigen? ¿En qué consiste este proyecto de acuerdo cifrado bajo las siglas TTIP? El politólogo francés Sami Naïr, exasesor del gobierno de Lionel Jospin y europarlamentario entre 1999 y 2004, ha intentado seguir de cerca el desarrollo de este acuerdo “llamado a cambiar el curso de la historia europea, marcando el fin de un ciclo”. Sin embargo, reconoce afligido que no ha logrado obtener respuestas. ¿Por qué?

    “Las negociaciones se están llevando a cabo con mucho secretismo. Los acuerdos no se están haciendo públicos y los nombres del grupo de expertos europeos que están tratando el tema permanecen en el anonimato. En Francia, por ejemplo, el Senado ha instado formalmente para que se informe sobre esta cuestión, pero el Gobierno no ha hecho ni caso. La opacidad es tremenda y verdaderamente excepcional, lo cual es muy grave porque este acuerdo será decisivo en la geopolítica mundial”, lamenta el catedrático, que recientemente ha publicado El desengaño europeo (Galaxia Gutenberg). Si este acuerdo se adopta, asegura en una entrevista a El Confidencial,“Europa, como proyecto social, económico, político y cultural está acabada”.

    Sólo algunos documentos filtrados desde las propias instancias europeas han permitido ir desgranando los pilares del futuro acuerdoEl denominado Acuerdo de Libre Comercio e Inversiones (TTIP, por sus siglas en inglés) ha pasado prácticamente desapercibido en la campaña de las elecciones europeas, tanto a derecha como a izquierda. El debate es prácticamente inexistente y una de las pocas tentativas de acercarlo a la opinión pública quedó sepultada hace unos días en el Parlamento cuando PP y PSOE rechazaron la moción de Izquierda Plural de someter el TTIP a referéndum.

    Sus defensores argumentan que el acuerdo sería beneficioso para el crecimiento económico, aumentaría la libertad económica y fomentaría la creación de empleo. En cambio, para los críticos, el tratado aumentaría el poder de las grandes empresas y desregularizaría los mercados de una forma sin precedentes, al tiempo que los gobiernos tendrían muchos problemas para legislar en beneficio de sus ciudadanos y se limitaría el poder de los sindicatos en favor de los empresarios.

    Una discusión clasificada como “confidencial”

    El diputado Alberto Garzón denunciaba que “no se conocen detalles concretos de las negociaciones y sólo algunos documentos filtrados desde las propias instancias europeas han permitido ir desgranando los pilares del futuro acuerdo”. En un documento divulgativo respaldado por su formación, “con el que pretendemos romper el bloqueo informativo sobre el TLC”, Garzón criticaba que “el negociador principal de la parte europea [el español Ignacio García Bercero] reconoció en una carta pública que todos los documentos relacionados con las negociaciones estarían cerrados al públicodurante al menos treinta años”.

    Sami Naïr. (EFE)Sami Naïr. (EFE)Concretamente, añade el diputado, “aseguró que esta negociación sería una excepción a la Regla 1049/2001 que establece que todos los documentos de las instituciones europeas han de ser públicos. Asimismo, el comisario De Guchtaseguró en el Parlamento Europeo que la negociación del TLC debía tener grado de confidencialidad y negó la función de negociación al Parlamento, lo que supone un ataque más a la ya escasa democracia en el seno de la Unión Europea”.

    Para Sami Naïr, que resume las consecuencias del tratado en “la desaparición de todas las políticas comunes existentes en el seno de la UE”, las razones del supuesto secretismo en torno al tratado son varias, pero destaca principalmente una: el miedo al rechazo de la ciudadanía. “Los promotores del acuerdo son conscientes de los temores de la opinión pública al impacto que éste tendrá en el modelo social europeo. La única contraofensiva mediática que proponen es la de seguir una estrategia de información consistente en recurrir a un leguaje técnico para evitar la polémica y de este modo desalentar la encuesta pública”, sospecha el expolítico francés. “Se trata de una estrategia consciente de desinformación, no digo que quieran engañar a la gente, pero lo que caracteriza a esta estrategia es contar lo menos posible y cuanto menos claro mejor”.

    Evitar el debate para contener el rechazo social

    En la memoria de los “lobbies y tecnócratas” que promueven el acuerdo resuenan los ecos del rechazo ciudadano en los países donde se realizaron referéndums vinculantes sobre la Constitución Europea, como Francia, Holanda o Irlanda (en primera instancia). Un fracaso que tuvo que corregirse mediante la sustitución del proyecto de la carta magna europea por el Tratado de Lisboa, ratificado directamente por los representantes de los Estados miembros de la UE.

    El tratado supondrá la desaparición de todas las políticas comunes existentes en el seno de la UE“Si la opinión pública toma conciencia de lo que se trama, podemos estar seguros de que saltarán chispas”, advierte. De hecho, el TTIP no es más que un intento de restituir el viejo Acuerdo Trasatlántico, que data de 1995. Un proyecto que tuvo que ser descartado por el fuerte rechazo social a ambas partes del Atlántico, y que fue el germen del denominado movimiento antiglobalización. “No quieren que se vuelvan a repetir protestas como la famosa Batalla de Seattle (con motivo de la cumbre de la OMC que tuvo lugar en esta ciudad norteamericana en diciembre de 1999). Un riesgo que ahora es mayor porque se trata del mismo proyecto de 1995 pero ampliado, pues concierne a todo el paquete de relaciones comerciales entre EEUU y la UE”.

    La industria del automóvil, la farmacéutica, el sector financiero o el agrario serán los que se vean más directamente afectados, según ha denunciado una coalición paneuropea conformada por 120 organizaciones. Según su manifiesto, el TTIP “busca la eliminación y armonización a la baja de normas sociales, laborales y ambientales que aún por el momento son garantes de la protección y de los derechos de las poblaciones y del medioambiente. Si se permite que este tratado comercial se firme será la mayor transferencia de poder al capital que hemos visto en generaciones”.

    Grupo de trabajo de la última ronda de negociaciones del TTIP. (Twitter: @EU_TTIP_team)Grupo de trabajo de la última ronda de negociaciones del TTIP. (Twitter: @EU_TTIP_team)

    El Parlamento, con las manos atadas

    Naïr dice estar seguro de que un grupo considerable de europarlamentarios plantarán cara cuando se trate de aprobar el acuerdo, si bien reconoce que“no pueden hacer nada más que denunciarlo porque no tienen poder para más”. Por otra parte, y ante una incipiente movilización de la sociedad civil que ha asomado estos días de la mano de protestas en Bruselas, el politólogo vaticina que el acuerdo se irá aprobando por fases.

    Si la opinión pública toma conciencia de lo que se trama, podemos estar seguros de que saltarán chispas“Ningún Gobierno europeo va a renunciar de un día para otro, por ejemplo, a las subvenciones de la Política Agraria Común (PAC), pero sí si esto se hace mediante un plan regresivo de varios años”, vaticina. Para Naïr, “la desaparición del mercado único europeo o la modificación de sus estructuras para adaptarlas a las normas comerciales norteamericanas” se producirá de forma progresiva, extendiéndose, posiblemente, a lo largo de toda una década.

    “Estoy seguro de que van a alargar lo máximo posible las negociaciones para enfriar el debate público, al igual que se están esperando que pasen las elecciones europeas para adoptar nuevas medidas de ajuste estructural que significarán otra vuelta de tuerca en la regresión social”, asegura. Unas decisiones, añade, tanto o más drásticas como las tomadas hasta ahora bajo el paraguas de las políticas de austeridad, pues “el objetivo es privatizar todos los servicios públicos y acabar con el concepto de interés general para americanizar Europa”.

    El desafío europeo

    Las incógnitas respecto al futuro inmediato de la UE, ya no sólo debido al acuerdo trasatlántico, sino a la crisis del euro y a las “recetas dedesmantelamiento del estado de bienestar”, son cada vez menos esperanzadoras. Para este europeísta convencido, y optimista por naturaleza, la única forma de salvar la construcción europea pasa por una renegociación conjunta tanto del sistema institucional como del económico.

    Más de 120 organizaciones sociales han firmado un manifiesto conjunto contra el TTIP.

    Este gran desafío europeo pasa, según el ex político galo, “por la construcción de políticas comunes de protección de los servicios públicos, de construcción de un interés general europeo, de protección de las identidades nacionales, de respeto a la soberanía popular, de democracia y de creación, a largo plazo, de una verdadera República europea”.

    Unas medidas que, según reconoce, “desde luego que no forman parte del camino elegido por las instituciones y los gobiernos actuales de Europa”. Sin embargo, Naïr deposita todas sus esperanzas en “los pueblos, quienes por cultura y tradición de lucha, quieren el bienestar social y la paz, y acabarán por imponerla”.

    Fuente El Confidencial.com

  • ¡Viva Putin, la bestia negra de los bienpensantes!

    Guillaume Faye

    -El ex KGB Vladimir Putin, catalogado como hombre de derecha, incluso de extrema derecha, perturba los esquemas de la intelligentsia y las élites dirigentes de Occidente.

    Las críticas contra el gobierno de Vladimir Putin son conocidas: bajo su mandato Rusia ha dejado de ser una democracia y se ha vuelto amenazante. Putin sería una especie de Nerón, o mejor, un nuevo Iván el Terrible.

    Practica el culto de la personalidad, nos dicen, (con la clara intención de provocar una asociación de ideas con Stalin), gobierna el inmenso país gracias a sus redes, tanto financieras, industriales y policiales (la teoría de la “vertical del poder” y la red de los siloviki).

     

    Según esta versión, Putin estaría corrompido y su poder autoritario oprimiría a los buenos opositores demócratas, echados a la cárcel por una justicia bajo control, la democracia rusa estaría trucada, al igual las elecciones, los homosexuales perseguidos, los medios de comunicación amordazados, Ucrania sometida a un horrible chantaje imperialista y el tirano de Damasco mimado por el Kremlin, los Juegos Olímpicos de invierno de Sochi serían un himno indecente a mayor gloria de Putin y su régimen, etc… En definitiva, Putin se ha convertido en el diablo para todos los medios dirigentes occidentales y el síndrome antiPutin es compartido por la clase periodistica y todos los loros de la ideología dominante. Para mí, que acostumbro a dar conferencias en Rusia y publicar mis escritos, estas acusaciones tienen un carácter surrealista. Gozo de mayor libertad de expresión en Rusia que en Europa occidental y concretamente en Francia. La censura solapada e hipócrita o brutal de lo “políticamente correcto” no existe en Rusia, y en cambio lo “putinamente incorrecto” puede expresarse sin problemas.

    Los bienpensante moralizadores, descendientes y herederos del izquierdismo

    Los bienpensantes, herederos en un 80% de una ideología de izquierda, deberian mirar la viga en el ojo propio antes que la paja en el del vecino. Estos descendientes del izquierdismo, hoy en el poder en el seno del PS, aliados a los Verdes y a menudo al PC, son los descendientes de una familia política que ha apoyado las peores dictaduras totalitarias criminales, desde el comunismo soviético al régimen maoísta, pasando por los Khmers Rojos y la Albania comunista. Hoy maldicen al régimen “antidemocrático” de la Rusia de Putin. Carecen de respaldo moral para dar lecciones a nadie.

    Francia, bajo el PS ¿es democrática, cuando el partido supuestamente ecologista EELV (tapadera del izquierdismo trotkista) que representa el 2,31% de los votos, impone, como un lobby minoritario, leyes y medidas energéticas absurdas y rechazadas por la mayoría de la opinión pública? La Francia del PS, ¿es democrática cuando instaura una política judicial laxista, fuente de la explosión de la criminalidad, cuando abre todas las compuertas de la inmigración descontrolada, cuando naturaliza y regulariza a manta, cuando elabora baterías de disposiciones destructoras de la identidad nacional, cuando avala el reino de las corporaciones sindicales minoritarias genrosamente subvencionadas, cuando obedece a los lobbies comunitaristas?

    De la educación nacional a la política penal, pasando por la política familiar, fiscal o migratoria, ¿éste país acaso es democrático cuando las orientaciones seguidas son contrarias a los deseos del 60% de la población, es decir la mayoría del país real? Hay que decir que la derecha en el poder antes del PS había, de manera algo más atenuada, praticado exactamente la misma estrategia antipopular.

    Y cuando hablamos del amordazamiento, de la censura y del control de los medios rusos por el régimen de Putin, olvidamos precisar que en Francia, las cadenas de TV, las radios, la gran prensa, los grandes sitios Internet, están en un 90% en manos de la ideología y de las redes de la oligarquía y de su pensamiento único. El totalitarismo soft, es en nuestra casa donde se lo padece.

    ¿Ésta es la democracia francesa, la que le da lecciones de moral a la Rusia de Putin? Putin tiene cuatro veces más de opiniones favorables de su pueblo que Hollande del suyo.

    Estamos siendo víctimas en Occidente de una desinformación global sobre la Rusia de Putin. Hay de parar de atacar aquél cuya política es aprobada por una gran mayoría de la opinión rusa: es decir la opinión popular, no la de las élites occidentalizadas o de una cierta burguesía de Moscú y San Petersburgo. Pero la izquierda bienpensante no soporta la opinión de la mayoría del pueblo, sobre todo del pueblo llano que desprecia como inculto, y llama populismo toda política que tiene en cuenta al pueblo llano, asimilando eso al fascismo.

    En realidad, las verdaderas razones del odio hacia Putin de parte de la ideología dominante (que no es la opinión popular mayoritaria) no proviene para nada de que su régimen sería “antidemocratico” (ya que a la izquierda siempre le ha importado muy poco la democracia) pero de sus orientaciones que chocan contra la oligarquía y la intelligentsia mediática occidentales. Los dos elementos principales del acoso contra Putin son:

    1) Putin ha decidido hacer de Rusia otra vez una gran potencia y volver a darle una fuerza y un prestigio internacional. Eso choca los sentimientos de una cierta rusofobia occidental. La izquierda francesa bienpensante se alía en este punto con Washington. Se vuelve a lanzar el mito del “imperialismo ruso”. Se detesta una Rusia poderosa y animada por el patriotismo en los círculos de la Unión Europea que está sometidos a la estrategia norteamericana. A esto se añade el apoyo de Rusia a Siria.

    2) Putin desarrolla en Rusia las nociones de patriotismo, de renacer de la natalidad autóctona, de respecto de los valores tradicionales del pueblo ruso, de arraigo, de freno de la inmigración sin control, de cooperación con la Iglesia Ortodoxa. Todo eso contraría profundamente la oligarquía occidental porque choca frontalmente contra su ideología, sus pasiones y sus antojos. Putin comete un pecado capital al desmarcarse del dogma del cosmopolitismo, y al atreverse a decir que quiere luchar contra la dedadencia de las costumbres y afirmar la identidad rusa ancestral, se define como un horrible tirano.

    La ley votada por la Duma contra la propaganda de las prácticas homosexuales y contra la adopción de niños rusos por parejas homosexuales extranjeras, así como la hostilidad del poder ruso hacia la Gay Pride y el matrimonio homosexual han sido interpretados por los ideólogos occidentales como otras tantas monstruosidades, cuando en realidas se trata de sentido común y de decisiones aprovadas por el 80% de los países del mundo. La detención y el encarcelamiento de las Pussy Riots profanadoras de la catedral del Cristo Salvador (posteriormente liberadas) han sido presentadas como prácticas escandalosas, dignas del antiguo gulag. Estamos en pleno delirio.

    Así pues, la diabolización de Putin descansa sobre estos dos elementos y no sobre el hecho de que estaría al mando de un régimen opresor de las libertades. Esta hipocresía antirrusa de los círculos dirigentes occidentales está demostada por la extrema tolerancia hacia los régimenes de las monarquías del Golfo Pérsico y el poder chino que ellos si que son verdaderas dictaduras. Hay en el mundo, en Asia, en África, en América del Sur, regímenes mucho más “antidemocráticos” que Rusia. Sin embargo lo único que se oye sobre esos gobierno es… silencio. Se prefiere concentrar los ataques contra Putin. Porque Putin tiene ideas que incomodan, valores que molestan a los bienpensantes. Hablar de Putin como de un tirano queda muy bien en los salones parisinos, pero ahí cuenta más la imagen que la realidad.

    En realidad, ¿qué es el régimen ruso actual? Ciertamente es un poder fuerte. Pero es imposible que sea de otra manera en la inmensa Federación de Rusia. Es su historia milenaria. ¿Es un sistema tocado por la corrupción? Sin duda, pero no más que en otras parte y a menudo menos que en el resto del mundo. ¿Un país privado de libertades? Comparemos con la Unión Soviética y tendremos la respuesta. Desde que Putin está en el poder desde el año 2000, Rusia se ha levantado económicamente y ha retomado su lugar como gran potencia, la pobreza ha retrocedido y el PIB por habitante ha progresado notablemente. Claro está, quedan enormes problemas que tratar. Todo no es de color rosa. ¿Pero dónde son las cosas de color rosa? ¿Pretendemos que Rusia se convierta en una Suiza gigante?

    El interés de Europa es el eje de la alianza con Rusia, que comparte con nosotros la misma civilización en las profundidades de su constitución, el mismo cimiento etnocultural, el mismo conjunto histórico. En el fondo lo que molesta a los detractores de Putin, de manera enfermiza, es que Putin defiende, de manera bastante tranquila, ideas de identidad y de poder, de tradición y de innovación, que desconfia del islamismo (y del islam) como de la peste, que es muy desafavorable a la inmigración, que es natalista y familiarista y que considera que los valores “societales” de Occidente como valores nihilistas. Eso es considerado nauseabundo e inadmisible por los popes del pensamiento dominante en Occidente.

    El ex KGB Putin, rebautizado como hombre de derecha, incluso de extrema derecha, perturba los esquemas de la intelligentsia y las élites occidentales. Putin se presenta como un atleta, admirado por las mujeres, lo que provoca los celos de los dirigentes occidentales que detestan toda alusión a la virilidad. Putin juega habilmente con su imagen viril, dirigida a los rusos. Esto suscita la cólera de los ideólogos occidentales para quienes la “virilidad blanca” es el pecado supremo.

    Por lo tanto, ¡Viva Putin y viva Rusia!

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