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Eje Futuro - Page 27

  • Tribalización y racialización de la sociedad: ¿Hacia el apartheid?.La Colonización de Europa.

     

    La tribalización y la racialización de la sociedad francesa está en marcha. En nombre del antirracismo, evidentemente. La ideología igualitaria se parece a la serpiente que se muerde la cola: se comienzan a divisar hoy las consecuencias de las medidas de la "discriminación positiva". y de los cuotas profesionales a favor de los diversos grupos raciales, sobre todo los africanos y los magrebís. Esto equivale a simplemente negar el principio del individualismo igualitario; pero también para renegar, como vimos más arriba, uno de los fundamentos mismos del antirracismo, aquel según el cual las razas no existirían y que no habría diferencias individuales. Por otra parte, las mentalidades comerciales y publicitarias no se equivocan: por un pragmatismo asociado a la rentabilidad practican ahora el márketing étnico. El antirracismo es en realidad el caldo de cultivo del racismo. El 23 de Septiembre de 1999, el colectivo Égalités, dirigido por Calixte Beyala, llama " a la comunidad negra de Francia a boicotear TF1, sus anunciantes y los productos comercializados por el grupo Bouygues". La operación se denominaba Negro en la pantalla. Calixta Beyala, durante una reunión pública y de una conferencia de prensa bajo el ritmo de los tam-tams africanos, organizado por el colectivo y 200 asociaciones africanas y antillesas, explicó el objetivo de este chantaje : " TF1 es la primera cadena francesa y debe servir de ejemplo. En la calle, en los estadios, en la escuela, la población es multirracial; hace falta que esto se sepa también en la pequeña pantalla".

    Ya en julio de 1999, el mismo colectivo había presentado una queja contra personas desconocidas a la fiscalía de París por " discriminación " y " atentar a la libertad individual" bajo pretexto de que ¡no había tantos dirigentes ni presentadores negros en la televisión! En nombre de la libertad y de la igualdad se exige, paradoja suprema, realizar la contratación forzada y el favoritismo profesional hacia los afromagrebís. ¿Y cuando entonces cuotas para los chinos, los judíos, los hindúes, los musulmanes, los católicos, etc? ¿Y por qué se limita a la televisión? ¿Por qué no en los consejos administrativos y en las empresas? 

    El mérito deja de ser individual y deviene racial. Y todo ello porque se supone que la TF1 y otras emisoras practican una discriminación racista rechazando contratar a los negros. Un diputado PS también se había sorprendido que no hubiera negros en la ENA y en las escuelas importantes. No está claro donde está la discriminación ya que estos concursos son anónimos y las copias son corregidas sin la presencia de los que optan a los puestos. Si no hay presentadores negros o técnicos negros la causa no tiene nada que ver con la discriminación racial. Y todo el mundo lo sabe.   

    * * * 

    El colectivo Égalités razona de un modo totalmente racista. Hace falta en primer lugar tener en cuenta su propia proposición de que hay siete millones de negros en Francia y que, en consecuencia, " esta comunidad posee el derecho como las otras comunidades de poder identificarse, y de hacerse reconocible a través de los medios " teniendo en cuenta " los derechos que paga por medio de los impuestos de tipo audiovisual". Este colectivo comunitarista y racista ¡ya ha obtenido del CSA una modificación del pliego de cargos de France1 y France2 en favor de cuotas para los negros y de sus cuotas preferenciales!

    Se ve de este modo, lo cual era previsible, que las autoridades republicanas no creen del todo en su beatificada noción de integración y de asimilación. Están bastante obligados a abandonar concretamente su utopía y de reconocer la prevalencia del hecho étnico, de avalar la racialización de la sociedad. Pero como ya demostré por otra parte, esta carta de presentación comunitarista no funcionará. Estamos encarando un doble callejón sin salida. El callejón sin salida comunitarista y el callejón sin salida integracionista. 

    Una sociedad en la cual la organización social comienza a descender hacia el comunitarismo racial, de lógica de cuotas, de privilegios, de preferencias y de discriminaciones recubiertas de justicia y supuesta igualdad, no es viable a largo plazo. Esto es de hecho el apartheid que defienden sin admitirlo o sin saberlo el colectivo Égalités. No defiende de ningún modo la idea de igualdad, pero se impone simplemente como un lobby étnico.

    Incluso la idea, muy querida por parte de la izquierda ingenua, del mestizaje, aquí ya se ve socavada. Y es que más que defender la fusión, la mezcla, de modelos del melting-pot, promueve una organización política y social fundada en base a proporciones raciales.  

    * * * 
    No se pone uno en guardia frente al uso que se hace del lenguaje cotidiano, pero refleja muy bien el estado de las mentalidades. Los neologismos (pseudo) hacia Beur y Rebeu, traducción de "Árabes", como aquel de Keubla ("negro"), como aquellos que designan a los franceses de origen, tienen todos ellos connotaciones que hacen referencia espontáneamente a condicionamientos étnicos y raciales, del mismo modo que los insultos ("putain de ta race") o las etiquetas que ningún sociólogo se atreve a interpretar. Es cierto que la más importante característica de la sociología francesa, es el ir-y-venir entre la biblioteca, el soporte mediático de la televisión y las cervecerías de Saint Germain.

    En los barrios jamaicanos y antillanos de Londres, florece un eslogan muy frecuentemente: " Whites out ! " ("Blancos fuera!"). En París, en el metro, como también en todos los lugares de aseo públicos, los insultos racistas -en todos los sentidos- constituyen un 50% de las inscripciones más gamberras.  Todo lo demás son tonterías de contenido sexual. A mediados de diciembre de 1999, la fachada de uno de los centros de un partido político habían sido decorados de un vengativo: " Los Arabes enculan a Francia ". 

    Los ejemplos son innumerables. La "persuasión a través de la educación" no puede hacer nada. El único enemigo eficaz del racismo -esta pasión que hace perder mucho tiempo a la humanidad- no es le antirracismo institucional, sino el rechaza de toda civilización multirracial. Quod erat demonstrandum. 

  • Entrevista a Alain de Benoist en Boulevard Voltaire.

    Entrevista al filosofo francés Alain de Benoist hace apenas unas horas en Boulevard Votaire acerca de los recientes atentados deParís.

     

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    Unas opiniones de Alain de Benoist sobre Charlie-Hebdo y el atentado.

    - Más allá de la indignación legítima sobre la masacre perpetrada en los locales de Charlie, ¿qué lecciones pueden extraerse de este acontecimiento? ¿Es preciso ver, como han hecho algunos medios, la prueba de que una “guerra total” se ha declarado entre el islam y la cristiandad, entre Oriente y Occidente?

    - La forma abominable com han sido masacrados los colaboradores de Charlie Hebdo nos ha conmovido, naturalmente. Y lo que resulta más difícil cuando la emoción lo inunda todo, es conservar la razón. Y esto hoy es lo más necesario. Imponerse una distancia interior que permita analizar el acontecimiento y extraer lecciones. ¿Frente a qué nos encontramos? Frente a una forma nueva de terrorismo, inaugurada en Francia con los casos de haled Kelkal y Mohammed Merah. Se distinguen olas de terrorismo precedentes (los atentados del 11-S o el atentado de Madrid), que eran concebidos y puestos en marcha a partir del extranjero por grandes redes internacionales organizadas.

    Aquí, estamos ante atentados concebidos en Francia por individuos que han ido radicalizándose de manera más o menos autónoma. Han pasado progresivamente de la delincuencia al yihadismo, pero a menudo han recalado en el yihadismo. Son de una gran sangre fría, saben utilizar armas y son perfectamente indiferentes ante la vida de otros. Al mismo tiempo, son aficionados, como los hermanos Kouachi que deciden diezmar una redacción “para vengar al profeta”, pero empiezan por equivocarse de dirección, dejan huellas por todas partes, no prevén ninguna estrategia de repliegue y olvidan su carné de identidad en el coche que acaban de abandonar. Aficionados imprevisibles, lo que les hace tanto más peligrosos.

    Es preciso estar atento al contagio mimético. La misma lógica mimética que ha suscitado la comunión emocional de las concentraciones expontáneas en favor del Charlie Hebdo no van a faltar émulos potenciales de Merah, de los hermanos Kouachi o de Amedy Coulibaly. Imaginen l histeria social que podría provocar la repetición a breves intérvalos de atentados tales como el que acabamos de presenciar. Se han visto cosas similares en el pasado. A esto se le llama “estrategia de la tensión”.

    Es preciso evidentemente hacer la guerra a los que nos la hacen, y hacerla con todos los medios necesarios. Pero hablar de “guerra total” no quiere decir gran cosa. Los yihadistas (o los imanes que lanzan fatwas) son tan representativos del islam como el Ku Kux Klan es representativo de la cristiandad. No son los yihadistas, sino los occidentales quienes han agitado el espectro del “choque de civilizaciones” que emplearon en desestabilizar a todo el Próximo Oriente y eliminar a todos los jefes de Estado árabe-musulmanes que, desde Saddam Hussein a Gadafi habían erigido barreras contra el islamismo radical. La necesidad de luchar contra las consecuencias inmediatas no debe hacer olvidar la reflexión sobre las causas primeras.

    - No es la primera vez que una revista es atacada de forma violenta. Recordamos especialmente atentados contra Minute o Le Choc du mois, afortunadamente sin víctimas que lamentar. Sin embargo, en esas ocasiones existió menos empatía con esas acciones que pudieron ser mortales. ¿Dos pesos, dos medidas?

    - Digamos que si, en lugar de emprender con la redacción de Charlie Hebdo, los terroristas la hubieran emprendido contra la revista Valeurs actuelles, es muy probable que las reacciones no hubieran sido las mismas. No hubiéramos visto florecer los «Yo soy Valeurs» como hemos visto florecer el «Yo soy Charlie» (del verbo “ser”, supongo, no del verbo “seguir”). La clase política gubernamental no habría hablado ciertamente de “unión nacional” (tema mistificador por excelencia, por otra parte, pues una tal “unión” beneficia siempre a los que detentan el poder y quieren beneficiarse de un consenso). Contrariamente a su predecesor Hara Kiri, Charlie Hebdo, revista liberal-libertaria, se había convertido en uno de los órganos de la ideología dominante. Ésta sabe reconocer a los suyos.

    - Se nos dice de manera unánime que Charlie Hebdo había hecho de la libertad de expresión su caballo de batalla. Pero el quid de sus campañas de delación ¿les habían llevado a poner a Richard Millet a la puerta del comité de lectura de las Éditions Gallimard, a remitir a Fabrice Le Quintrec de France Inter, o a Robert Ménard et Éric Zemmour de Télé? La libertad de expresión puede tener límites?

    - Basta de hipocresía. El 26 de abril de 1999, los dirigentes de Charlie Hebdo habían llevado al ministerio del interior 173.700 firmas reclamando la prohibición del Front National. En materia de defensa de la libertad de expresión ¡podía hacerse mejor! Hace solo unas semanas, Manuel Valls declaraba que «el livre de Zemmour no merece que se lea», mientras qe otro ministro pedía sin la más mínima vergüenza que «los platós de TV y las columnas de los diarios cesen de albergar tales propósitos». Y no hablemos ya del mismo affaire Dieudonné. Dicho esto, seamos justos: entre los que celebran la libertad de expresión cuando se trata de Zemmour, hay desgraciadamente muy pocos que estarían dispuestos a reclamarla para sus adversarios. Pero, « la libertad es siempre la libertad de aquel que piensa de otra manera » (Rosa Luxemburgo), lo que quiere decir que no tiene mérito defenderla más qe cuando se está dispuesto a que también se beneficie aquellos a los que se execra. Pero esto es precisamente lo que rechaza la ideología dominante, comprendida en los Estados Unidos, donde el primer mandamiento permite a cada uno decir o escribir lo que quiera, pero donde las opiniones no conformistas son aún más marginalizadas de lo que lo están en Francia. Al igual que el derecho al trabajo no crea jamás un puesto de trabajo, el derecho a hablar no garantiza la posibilidad de ser escuchado.

    http://www.bvoltaire.fr/…/charlie-hebdo-journal-liberal-lib…