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Eje Futuro - Page 26

  • Islam, inmigración, integración: Marine y Valls, misma utopía

     

    Por Guillaume Faye |

    El primer ministro francés, Manuel Valls, ha acusado al “apartheid”, a la “guetoización” y a la “exclusión” de los inmigrantes de ser indirectamente responsables de los recientes atentados yihadistas. Ha propuesto una política de fuerza para imponer a los franceses un “poblamiento” por los inmigrantes repartiéndolos en todo el territorio. Por su lado Marine Le Pen ha censurado a Aymeric Chauprade por sus palabras sobre una “guerra de civilización”, que ha juzgado extremistas. Ests dos posiciones pertenecen a la misma ideología utópica y de negación de la realidad.

    El eurodiputado Aymeric Chauprade ha hablado en un vídeo de la teoría del “choque de civilizaciones”, lo que ha disgustado a Marine Le Pen, que ha hecho saber que Chauprade dejará de ser consejero para asuntos internacionales. En el vídeo del 15 de enero (“Francia está en guerra”), el geopolítico apunta al desarrollo de una quitancolumna que amenaza Francia: “Francia está en guerra contra unos musulmanes. No está en guerra contra los musulmanes. (…) El argumento del hecho minoritario carece de peso.La ideología repetida hasta el hartazgo del “no hay que confundir la mayoría (de los musulmanes moderados) con la minoría (de los fanáticos) es falsa y además peligrosa. (…) Una quintacolumna vive entre nosotros y puede en cualquier momento volverse en contra nuestra en caso de confrontación general. (…) Nos dicen que una mayoría de musulmanes es pacífica. Sin duda es cierto, pero una mayoría de alemanes también lo era antes de 1933, antes del nacionalsocialismo.”

    Esta exposición, que resulta de una observación de simple sentido común, ha sido rechazada por la presidenta del Front National. El problema es que aunque la avestruz se meta la cabeza en la arena para no ver la realidad, ésta en cambio permanece. Siguiendo la ideología dominante, Marine Le Pen oculta la realidad, la exorcisa. Se siente que una tensión empieza a fisurar el FN. La sobrina de Marine Le Pen, la diputada nacional Marion Maréchal Le Pen, le ha desobedecido y ha difundido el vídeo de Chauprade. Marine Le Pen parece seguir una vía electoralista y entra en la negación de la realidad para alinearse más o menos con la versión vigente de la situación. Es un mal cálculo político. Se arriesga a desanimar a una parte de su electorado. La recolocación del FN lo saca de una lógica de oposición revolucionaria al sistema y lo sitúa en el orden de un partido político como los demás.

    Toda política de asimilación es imposible a partir del momento en que se está ante una inmigración masiva. Sobre todo si se trata de poblaciones no europeas, musulmanas, inasimilables por definición e inintegrables en Europa. Toda convivencia pacífica es rigurosamente imposible, sobre todo si hablamos de millones de individuos, y desemboca necesariamente en el enfrentamiento. La feliz armonía, consensual y multiétnica sólo existe en las peliculas y las series producidas la ideología de nuestras “élites” culturales, que pretenden sustituir la realidad por la ficción y la imaginación.

    En el New York Times, Marine Le Pen declara que el enemigo no es el islam sino el “fundamentalismo islámico” y que hay que evitar las confusiones. Es la misma palabrería de la ideología dominante. Al mismo tiempo desea “reforzar el control de las fronteras y de las cuestiones migratorias”. Este tipo de ambigüedades son dignas de los partidos del sistema.

    En un mensaje a la prensa, después de los atentados recientes, Manuel Valls ha dicho: “Estos últimos días han hecho aflorar muchos males que corroen a nuestro país y los desafíos que debemos enfrentar. A eso hay que añadir todas las fracturas, las tensiones que laten desde hace demasiado tiempo y de los cuales se habla poco, el abandono periurbano, los guetos, un apartheid territorial, social, étnico, que se ha instalado en nuestro país. A la miseria social, se suman las discriminaciones diarias, por no tener el buen apellido, el buen color de piel, o bien por ser mujer.”

    Tratemos de restablecer la verdad después de este discuros de tipo soviético.

    1) Las poblaciones inmigradas y sus zonas de habitat benefician de ayudas, exenciones, favoritismo y “discriminaciones positivas” masivas y muy costosas. Son los franceses autóctonos de las clases medias y pobres, poco ayudadas, muy fiscalizadas, los que son relegados en las zonas periurbanas.

    2) El racismo cotidiano se ejerce sobre los franceses de origen europeo y no contra las poblaciones inmigrantes. La actualidad rebosa de casos de ese racismo.

    3) Los guetos de inmigrantes extraeuropeos se han formado porque las poblaciones autóctonas han huído de esas zonas, a causa de las condiciones de vida insoportables y de la hostilidad de los inmigrantes contra aquellos.

    4) Las discriminaciones, violencias y opresiones contra las mujeres provienen del hecho único de la islamización de las zonas donde tienen lugar.

    Valls nos explica: “Los francese de origen son racistas. Todo es culpa suya”. Pero es lo contrario lo que es verdad. El señor Valls es un gran burgués republicano que vive en los barrios exclusivos de la “gente bien” y desprecia al pueblo.

    Los franceses son pusilánimes, inconstantes e ingenuos: Hollande y Valls han subido en las encuestas de popularidad a consecuencia de su gestión de los atentados y de las palabras supuestamente viriles del primer ministro. Sin embargo, el Partido Socialista es el primer responsable de la situación: aumento de la inmigración (musulmana en un 90%) y de las naturalizaciones, apatía voluntaria frente a la islamización general, laxismo judicial por ley, demolición y “defrancización” de la Enseñanza nacional, desorganización de los servicios de inteligencia, etc. Son bomberos pirómanos. Han encendido el fuego y ahora simulan querer apagarlo, tomando medidas de emergencia que no servirán de nada.

    Los atentados de enero de 2015 (sólo es el principio) son la consecuencia directa de toda la política de la oligarquía desde hace 40 años, tanto de la derecha como de la izquierda. Es una mezcla de angelismo y de cinismo lo que ha favorecido la inmigración y la islamización. Aunque hubiera habido un rigurosa política de “francización”, en las escuelas sobre todo, eso no hubiera cambiado nada en vista de la cantidad y la proporción de las poblaciones alógenas. Toda la sociología histórica, disciplina que fue fundada por Xenofón, Tito Livio y Tácito, y que se basa en las consideraciones de Aristóteles, marca una constante: la convivencia de poblaciones de origénes distintos desemboca irrmediablemente en la guerra. Lo que conforma una concepción antropológica anti cosmopolita: cada cual en su casa.

    El “choque de civilizaciones” que tanto choca a Marine Le Pen y a los partidos del sistema es un hecho y no una eleccion ideológica. Es impuesto por el enemigo. Querer parar una guerra que empieza con llamadas al armisticio y a la negociación es de una insondable estupidez. Este rechazo de la guerra no tiene salida ya que el enemigo la quiere. Por otra parte, la situación actual en Francia no tiene salida (fuera aparte el enfrentamiento) porque hemos pasado el umbral del no retorno. La pacificación interior, el comunitarismo armónico, la integración “buen rollo”, la asimilacion forzada, los sueños despiertos, la cantinela del “todos hermanos cogidos de la mano”: completo delirio, alcohol ideológico puro, contra la Historia, contra los hechos, contra la experiencia del pueblo.

    Cuando Marine Le Pen censura las palabras de Aymerica Chauprade, que son simple sentido común, está como toda la clase politica en la negación de la realiad. Defiende una cierta “ideología francesa”, exactamente la misma que la de Manuel Valls. Esta ideología parte del principio utópico que una nación no es étnica sino puramente política. Es la herencia del extremismo cosmopolita de la Revolución. En esa época esta idea era inocente y gratuita ya que la inmigración no existía. El islam siempre fue el enemigo de la civilización europea, desde el siglo VII, pero no es el mayor peligro si se lo mantiene fuera del área europea. El peligro mayor es la inmigración masiva que coloniza y ahoga, es la amenaza de que el islam se vuelva mayoritario en nuestro país . Un islam muy minoritario nunca plantea un problema serio. Pero un islam radicalizado con una base demográfica en constante aumento desembocará necesariamente en la guerra civil. Es esta evidencia que el pueblo siente y que la oligarquía se niega a ver. Exacatamente como la aristocracia romana de los siglos IV y V que cerraba los ojos ante los hechos que iban finalmente a desembocar en el derrumbe de su civilización.

  • Conclusión:El riesgo de desmovilización por parte de los teóricos de la actual Nueva Derecha.

    Muchos dicen, sobre todo en entornos emparentados a cierta derecha antiliberal (pero que en el fondo sólo es sobre el plano económico y no político, lo cual es contradictorio) que "no es necesario vincular a los extranjeros, a los inmigrantes al fenómeno de la inmigración y sobre todo considerar que ellos la han provocado, sino que la verdadera raíz es nuestra propia decadencia ideológica y moral, en la cual las raíces son el individualismo, el materialismo, y el olvido de las solidaridades comunitarias como de las raíces populares. Tal es la causa última de la decadencia y de la inmigración masiva". Esta visión de las cosas es a la vez muy cierta, pero sin embargo insuficiente. Termina en la inacción. 

    Cierto, el hombre europeo es responsable de su propia decadencia y de su propia laxitud. El mal está en nosotros. Europa, civilización trágica y prometeica, ha producido Occidente, que se revuelve ahora contra ella.

    Una cosa es curarnos de nuestro mal interior (nosotros hemos dominado y luego, por decadencia endógena, nos hemos dejado dominar, aquí mismo). Otra cosa es extinguir el fuego con urgencia.

    En tres generaciones pasaremos de la condición de colonizadores a aquel de colonizados. Hay urgencia. Es éste el problema que hace falta tratar al principio por una lógica de ruptura y de conflicto antes de el de pensar en la reconquista moral de los europeos que llevará mucho tiempo.

    * * *

    Yo ya tuve la ocasión de ponerme en guardia contra la retórica de algunos teóricos de la actual Nueva Derecha que, en Francia, en Bélgica, en Italia, en España y en Alemania, han tenido una influencia muy desmovilizadora hacia la inmigración y el islam. Estas posiciones, yo las compartí hace quince años. Pero la fuerza de los hechos me ha hecho totalmente revisar mi punto de vista, mientras que otros persisten en el error, viendo incluso acentuada sin sentido común una ideología de la tolerancia y del optimismo totalmente oníricos

    Critico las tesis de mis amigos De Benoist y Champetier sobre el comunitarismo. He aquí otros ejemplos emblemáticos de las posiciones de los teóricos de la actual Nueva Derecha europea, que debido a sofismas esnobistas proceden a defender tesis objetivamente anti-europeas, y que pueden ser francamente asimilados a los dogmas social-demócratas. Inútil decir que el público natural de la Nueva Derecha y bastantes otros están completamente desorientados por estas posiciones precipitadas.

    * * *

    En una entrevista en la revista Éléments (n°87), uno de los líderes de la Nueva Derecha española, José Javier Esparza, director de la revista madrileña Hespérides, alaba francamente las posiciones colaboracionistas. Negando a ver que su país sigue la misma pendiente que Francia y está siendo presa, vía Marruecos, del retorno masivo de moros musulmanes, afirma tranquilamente: "Nosotros miramos con simpatía los movimientos de los pueblos que quieren afirmar su identidad. (Él habla de los árabes. Les está agradecidos. Pero los pueblos, como los Europeos, que pierden su identidad encarando a los nuevos colonizadores ¿Qué piensa de ello M. Esparza?) Nuestra posición es en consecuencia clara: el islam no es un enemigo de Europa. (No, por supuesto, es un amigo. Además, todo lo que el islam hace en su casa por promover la cultura europea lo prueba, ¿no es así?) Nosotros somos vecinos, compartimos un mar y una historia comunes, tanto como la voluntad de escapar a la máquina exprimidora del nuevo orden mundial". ¿Respecto de qué el hecho de ser vecinos los convierte en aliados? Es todo lo contrario lo que es cierto. En cuanto a la "historia común", este español deberá saber que fue esencialmente belicosa. Por otro lado, los Arabo-musulmanes participaron alegremente en el nuevo orden mundial, ¡Pero mano a mano con los americanos! ¿Había M. Esparza alguna vez escuchado hablar de la cuestión petrolífera? El ignora evidentemente que las potencias musulmanas son las primeras en demandar el libre intercambio generalizado y la apertura de Europa a todos sus productos. Etc.

    Luego viene el lenguaje almidonado, al estilo Balladur: "Conviene abrir las vías del diálogo y de la comprensión ". Más adelante, ya se hace lírico:  "Nuestros dioses respectivos, incluso si son diferentes, pueden erigirse juntos encarándose al mundo de los titanes." El totalitarismo de Alá aceptará por supuesto ponerse de parte de los paganos y los católicos contra Wall Street. Y luego el final: "En este sentido, el "pacto olímpico" con el islam no concierne solamente a España por razones geopolíticas: es también la misión de todos aquellos que quieren una Europa libre y soberana". Pero con buena sangre, esto por supuesto: para liberarnos de nuestra sujeción vis-à-vis de los Estados Unidos, para ser soberanos , necesitamos del islam liberador... y de un "pacto olímpico".

    Las posiciones del líder de la Nueva Derecha española son un ejemplo mismo del espíritu falso. Ojo al romanticismo: Puede resultar a veces en infantilismo intelectual.

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    Todavía más alucinante e irrealista es un texto de Michel Marmin (Éléments n°88) que asimila la acogida de los inmigrantes y de los clandestinos ¡Al viejo deber de asilo y de hospitalidad de los Europeos! Escuchemos este trozo de bravura inmigracionista titulada La Nación recompensa al denunciante para fustigar la ley Debré sobre el alojamiento de los extranjeros "Antes de este género de ley, el hombre derecha puede plantearse estas cuestiones: una tal ley ¿Hubiera sido pensable en una sociedad tal como aquella que retrató Homero? ¿Cuál hubiera sido la actitud de Don Quijote? ¿Cómo hubieran reaccionado un Péguy o un Bernanos?[...] En las sociedades tradicionales el deber de asilo y de hospitalidad es sagrado[...] El anfitrión podía preguntarle "su nombre, su raza" sin jamás además obligarlo a responder". Etc. El resto del texto, que se autoproclama entre otras cosas proceder de los valores de La Ilíada, de la caballería, y del tintero de las "tradiciones", vierte una sucesión de ideas totalmente confusas. Partiendo de valores que el ve como "de derecha", llega a las mismas conclusiones que los trotskistas, que Mgr Gaillot, que el Pr. Schwrtzemberg y otros cineastas "derecho-humanistas" que abogan por los "sin papeles". Marmin realiza un desvío de los valores europeos que pretende defender. Confunde -con sinceridad, lo cual es todavía más confuso- la acogida provisional de algunos huéspedes en galeras (generalmente de etnias próximas) en la Antigüedad y la Edad Media, con la llegada masiva de extranjeros. ¿Sobre qué planeta de Disneylandia vive esta gente?

    * * *

    Otro teórico talentoso próximo de la Nueva Derecha, Arnaud Guyot-Jeannin, en un artículo sobre René Guénon (Éléments, n°88) utiliza el mismo desvío de los valores europeos "tradicionales" para formular una defensa pro-musulmana y, aún más, implícitamente pro-inmigración. Evidentemente, en nombre de los principios espiritualistas demasiado llenos de humo, hace apología de Guénon, convertido al Islam, asimismo que el arabófilo de esteta y "libertino" Gabriel Matzneff: "abrir a la diversidad del mundo y al esplendor de Oriente" y consecuentemente la preocupación es la de " ayudar al mundo árabe". Ayudar al mundo europeo, esto es ya otro problema. El autor, siguiendo las tesis más o menos delirantes de los autores gnósticos (Parvulesco, Thibon, Simone Weil), confiesa que Guénon (Abdel Wahed Yahia según su nuevo seudónimo está "desprovisto de todo proselitismo". En resumidas cuentas, un "musulmán-pagano", la alianza de la carpa y el conejo.

    Nada es más peligrosos que este falso espíritu superficial y mal asimilado, este sentimiento de autodidacta, que reniega a la vez el buen sentido y el conocimiento de las religiones. El resultado concreto es una simpatía o una indiferencia vis-à-vis de la colonización y de la desculturización de Europa. Es necesario acabar con este pretexto del falso espiritualismo y de la "Tradición" distorsionada, en el que el resultado concreto es la despolitización de cierta juventud. En La Ilíada los dioses combaten, espada en puño. El evolianismo o el guenoianismo tuvieron una influencia mal interpretada y alucinatoria a la cual se debería escapar, por ejemplo, -debido a su cultura- Christopher Gérard, director de la extraordinaria revista Antaïos.

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    Otro teórico de la Nueva Derecha europea, El austriaco Jürgen Hatzenbichler, preguntado por la misma publicación trimestral (nº91), redactor de la revista Zur Zeit, se desentiende, al ser preguntado por su entrevistador de " la reacción nacionalista y xenófoba respecto de los desafíos de la inmigración" y estima que "el populismo es ante todo un oportunismo". Defender el pueblo de uno, no es sincero, crea desorden y es vulgar. Continua con el intelectualismo burgués, y aunque se opone a lo "políticamente correcto", el austriaco afirma: "soy miembro de una organización muy abierta de tendencia conservadora y nacional-liberal". Sin embargo, no se encuentra en sus propuestas ningún derrotero a favor de la tolerancia hacia la inmigración. De ello no habla. Sin duda, en Austria, el problema no ha surgido, no?

    * * *

    Por lo demás, dos dirigentes del movimiento alemán de la Nueva Derecha, Dieter Stein y Hans von Sothen (que se dicen cristianos), proponen ellos también análisis dudosos (en el trimestral nº86 anteriormente citado). Incentivan el diario berlinés Junge Freiheit, un gran éxito periodístico al otro lado del Rin, en la cual la estrategia hacia el gran público, muy pertinente, prohíbe evidentemente toda proposición provocadora. Los dos teóricos evocan de modo comprensible la democracia contra los "espabilados" de la cultura, la necesaria defensa del gran patrimonio cultural alemán que enferma por una americanización desesperada, el imperativo de la solidaridad europea, el necesario renacimiento de los pueblos de Europa central, etc. Pero todo esto huele demasiado a intelectualismo y a charlatanería. ¿Dónde está el combate en todos estos discursos?

    La cuestión central, relativo a la biología, de la declinación demográfica alemana -y europea- absolutamente catastrófica, ¡No es jamás abordada en esta profesión de fe ideológica! Exactamente como en el reciente "Manifiesto de la Nueva Derecha" francesa, un destacado fracaso, además abstruso y lleno de jerga. Ninguna alusión, en estos alemanes, al catastrófico "derecho del suelo", de inspiración francesa, y que amenaza al pueblo alemán, limitándose a disertar sobre Carl Schmitt, Jünger y de la Revolución Conservadora, sujetos bastante secundarios y ¿Convenientes en estos tiempos de incendios? Nunca, pero nunca jamás, el sujeto central no es abordado. Esto es un signo de los tiempos. No se habla de la soga en la casa de un colgado ¿no? 

    Hechas estas críticas, se puede aplicar un silencio estruendoso en la descripción de la atmósfera ideológica del país. Pero sin embargo es una pena. Se tiene realmente la impresión de que la moderación burguesa ha emasculado a todos los guerreros de las Ideas.

    Bien entendido, si me alzo contra los derroteros de la Nueva Derecha francesa y europea a la cual yo antes pertenecía, esto no quiere decir que no este en perfecto acuerdo con los análisis geopolíticos comunes y la concepción de una Europa soberana y no sometida a los micronacionalismos diversos, como de nuestras posiciones convergentes en contra del reino usurpador de la mercancía y por una resistencia eficaz respecto de las empresas americanas. Esto no quiere decir, que a los autores que critico duramente, que no sea capaz de reconocer un innegable talento y una perspicacia evidente. Si pero...

    Pero sobre el capítulo de la inmigración y del islam, la Nueva Derecha se descarrila muy, muy gravemente, respecto de un sujeto esencial. Sin saberlo, dilapida un capital irremplazable y que no fomenta y desvía la única manera que cuenta hoy para despertar a la juventud y hacerla reflexionar: la Resistencia contra el verdadero enemigo. Escabullida inconsciente.

    * * *

    Vis-à-vis con el mundo arabo-musulman, la alianza, repitamos, no es posible salvo con la hipótesis del cada uno en su sitio y en paz armada. Corregir las posiciones erróneas de la Nueva Derecha francesa y europea, esto es lo que conviene decir: no podemos pactar con la gran civilización arabo-musulman si 1º) No está étnicamente interpenetrado, 2º) El islam carece de espacio mínimo en Europa 3º) los Estados musulmanes no cesan en su política de colaboración y de alianza subterránea con los Estados Unidos contra Europa  4º) el derecho a la dominación total y sin reserva alguna está reconocida en los pueblos de zócalo europeo sobre el espacio que va desde el sur de Portugal al estrecho de Behring, incluyendo el norte del Cáucaso y la totalidad del espacio siberiano. Todo lo demás no son más que propuestas de salón.   
     
    FINAL 

    Si Europa sucumbe, si nuestra civilización desapareciera, ahogado por el caos étnico, subordinado al orden imbécil y habitualmente criminal de la World Company americana, nuestros colonizadores habrán quedado encantados. Ellos nos habrán colonizados y descerebrado, pero no habrán dejado ninguna pincelada en la historia. Ellos no fundarán ninguna civilización durable, ya que no tienen el talento histórico. No dejarán más que campos de ruinas y desolación tras ellos. Habrán serrado la rama sobre la que se asentaron. Sic transit gloria mundi.

    Es necesario que algunas cosas sean dichas. Por las generaciones futuras. Que al menos la posteridad sepa que algunos lo sabían. Que nuestra generación no es del todo pusilánime y estúpida.

    Cada pueblo está sólo encarando su destino. Un pueblo privado de sus dioses, porque los abandonó, no tiene ya más la fuerza de pelear. Ya no osa derramar la sangre de sus enemigos, ya que su propio sangre no circula más en sus venas.

    Nosotros somos descendientes de una civilización superior. Contra los censores e intelectuales, hace falta afirmar esta evidencia.

    Hace falta combatir, combatir, siempre combatir -y primero contra uno mismo- para no dejarse ir. Esta es la lección del Cid  de Pierre Corneille. Hace falta capturar la desesperación, afrontarla y, al final, vencerla. El horizonte es negro, pero como decía Hölderlin, este es el momento más profundo de la noche, esta es la medianoche del mundo en la que uno está seguro de que el sol se elevará y que la hora de la mañana se aproxima. Lo esencial es mantener el alma serena y recorrer el fondo del psiquismo individual y popular, los manantiales de la fuerza y de la reconquista. 

    El islam piensa a largo plazo. Su objetivo es aplastar todo laicismo y no tolerarlas, mientras las somete y oprime, ya que las únicas religiones de Libro, las dos primeras, la judía y la cristiana son totalmente sumisas a su voluntad.  

    Es el espíritu burgués el que hace falta abolir. Este espíritu burgués que desarma al hombre europeo. Que lo impide defender sus mujeres e hijos, que lo desviriliza. La tolerancia, la conmiseración, la piedad por el Otro, el más alejado: la indiferencia por aquellos de su clan, por su prójimo: tal es la lógica del espíritu burgués, este peste que hace falta combatir según la orden nietzscheana de el Umwertung, la "transvaloración de todos los valores". Nuestro veneno interior es totalmente el individualismo materialista burgués, esta mezcla de xenofilia abstracta y de angustia xenófoba inconfesable.

    El burgués, sobre todo si pretende ser moderno y guay, firma las demandas para acoger siempre más "sin-papeles" impunes, pero rechaza inscribir sus hijos en las escuelas públicas demasiado densas en inmigrantes. Al burgués no le preocupa nada el pueblo al que pertenece, su principal preocupación es su enriquecimiento y seguridad personal. Durante el siglo XX, incluso perdió el sentido de la comunidad familiar. No tiene ideas: sus ideas no son más que reclamos publicitarios sociales, que varían a merced de las modas y de los intereses.  

    En este sentido, respecto de la colonización del pueblo, de la desfiguración de la civilización europea y de su germen el burgués siente poca preocupación; ya que no le afecta (aún) personalmente. La burguesía sólo cambiará cuando los desórdenes étnicos la toquen directa y concretamente. En este sentido, la burguesía es significativamente una masa blanda, fácilmente manipulable y pusilánime, que cede a todo poder y que se organiza siempre arrimándose al sol que más calienta. Las minorías activas, surgidas del pueblo, pueden trastocarlo en caso de crisis. Una pauperización económica como una guerra civil será suficiente para dislocar al espíritu burgués.

    Los médicos de la fe musulmana, las élites musulmanas, conciben de modo comprensible a los Europeos de muy ingenuos, incapaces de descubrir su artería. Pero se equivocan. Deben acordarse de la reconquista española y de la detención en seco del francés Charles Marte. Contra el sable de Allah, la espada cruciforme de los Cruzados resguardados en su funda. Y la Cruz de Cristo a la intemperie, al mismo tiempo que las iglesias son ofrecidas y transformadas en mezquitas y que en la Roma misma, símbolo donde los haya, se apresuran a construir allí mismo una inmensa. Algún día caerá el Rayo de Zeus o el Martillo de Thor. 

     

    Guillaume Faye