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Islam, inmigración, integración: Marine y Valls, misma utopía

 

Por Guillaume Faye |

El primer ministro francés, Manuel Valls, ha acusado al “apartheid”, a la “guetoización” y a la “exclusión” de los inmigrantes de ser indirectamente responsables de los recientes atentados yihadistas. Ha propuesto una política de fuerza para imponer a los franceses un “poblamiento” por los inmigrantes repartiéndolos en todo el territorio. Por su lado Marine Le Pen ha censurado a Aymeric Chauprade por sus palabras sobre una “guerra de civilización”, que ha juzgado extremistas. Ests dos posiciones pertenecen a la misma ideología utópica y de negación de la realidad.

El eurodiputado Aymeric Chauprade ha hablado en un vídeo de la teoría del “choque de civilizaciones”, lo que ha disgustado a Marine Le Pen, que ha hecho saber que Chauprade dejará de ser consejero para asuntos internacionales. En el vídeo del 15 de enero (“Francia está en guerra”), el geopolítico apunta al desarrollo de una quitancolumna que amenaza Francia: “Francia está en guerra contra unos musulmanes. No está en guerra contra los musulmanes. (…) El argumento del hecho minoritario carece de peso.La ideología repetida hasta el hartazgo del “no hay que confundir la mayoría (de los musulmanes moderados) con la minoría (de los fanáticos) es falsa y además peligrosa. (…) Una quintacolumna vive entre nosotros y puede en cualquier momento volverse en contra nuestra en caso de confrontación general. (…) Nos dicen que una mayoría de musulmanes es pacífica. Sin duda es cierto, pero una mayoría de alemanes también lo era antes de 1933, antes del nacionalsocialismo.”

Esta exposición, que resulta de una observación de simple sentido común, ha sido rechazada por la presidenta del Front National. El problema es que aunque la avestruz se meta la cabeza en la arena para no ver la realidad, ésta en cambio permanece. Siguiendo la ideología dominante, Marine Le Pen oculta la realidad, la exorcisa. Se siente que una tensión empieza a fisurar el FN. La sobrina de Marine Le Pen, la diputada nacional Marion Maréchal Le Pen, le ha desobedecido y ha difundido el vídeo de Chauprade. Marine Le Pen parece seguir una vía electoralista y entra en la negación de la realidad para alinearse más o menos con la versión vigente de la situación. Es un mal cálculo político. Se arriesga a desanimar a una parte de su electorado. La recolocación del FN lo saca de una lógica de oposición revolucionaria al sistema y lo sitúa en el orden de un partido político como los demás.

Toda política de asimilación es imposible a partir del momento en que se está ante una inmigración masiva. Sobre todo si se trata de poblaciones no europeas, musulmanas, inasimilables por definición e inintegrables en Europa. Toda convivencia pacífica es rigurosamente imposible, sobre todo si hablamos de millones de individuos, y desemboca necesariamente en el enfrentamiento. La feliz armonía, consensual y multiétnica sólo existe en las peliculas y las series producidas la ideología de nuestras “élites” culturales, que pretenden sustituir la realidad por la ficción y la imaginación.

En el New York Times, Marine Le Pen declara que el enemigo no es el islam sino el “fundamentalismo islámico” y que hay que evitar las confusiones. Es la misma palabrería de la ideología dominante. Al mismo tiempo desea “reforzar el control de las fronteras y de las cuestiones migratorias”. Este tipo de ambigüedades son dignas de los partidos del sistema.

En un mensaje a la prensa, después de los atentados recientes, Manuel Valls ha dicho: “Estos últimos días han hecho aflorar muchos males que corroen a nuestro país y los desafíos que debemos enfrentar. A eso hay que añadir todas las fracturas, las tensiones que laten desde hace demasiado tiempo y de los cuales se habla poco, el abandono periurbano, los guetos, un apartheid territorial, social, étnico, que se ha instalado en nuestro país. A la miseria social, se suman las discriminaciones diarias, por no tener el buen apellido, el buen color de piel, o bien por ser mujer.”

Tratemos de restablecer la verdad después de este discuros de tipo soviético.

1) Las poblaciones inmigradas y sus zonas de habitat benefician de ayudas, exenciones, favoritismo y “discriminaciones positivas” masivas y muy costosas. Son los franceses autóctonos de las clases medias y pobres, poco ayudadas, muy fiscalizadas, los que son relegados en las zonas periurbanas.

2) El racismo cotidiano se ejerce sobre los franceses de origen europeo y no contra las poblaciones inmigrantes. La actualidad rebosa de casos de ese racismo.

3) Los guetos de inmigrantes extraeuropeos se han formado porque las poblaciones autóctonas han huído de esas zonas, a causa de las condiciones de vida insoportables y de la hostilidad de los inmigrantes contra aquellos.

4) Las discriminaciones, violencias y opresiones contra las mujeres provienen del hecho único de la islamización de las zonas donde tienen lugar.

Valls nos explica: “Los francese de origen son racistas. Todo es culpa suya”. Pero es lo contrario lo que es verdad. El señor Valls es un gran burgués republicano que vive en los barrios exclusivos de la “gente bien” y desprecia al pueblo.

Los franceses son pusilánimes, inconstantes e ingenuos: Hollande y Valls han subido en las encuestas de popularidad a consecuencia de su gestión de los atentados y de las palabras supuestamente viriles del primer ministro. Sin embargo, el Partido Socialista es el primer responsable de la situación: aumento de la inmigración (musulmana en un 90%) y de las naturalizaciones, apatía voluntaria frente a la islamización general, laxismo judicial por ley, demolición y “defrancización” de la Enseñanza nacional, desorganización de los servicios de inteligencia, etc. Son bomberos pirómanos. Han encendido el fuego y ahora simulan querer apagarlo, tomando medidas de emergencia que no servirán de nada.

Los atentados de enero de 2015 (sólo es el principio) son la consecuencia directa de toda la política de la oligarquía desde hace 40 años, tanto de la derecha como de la izquierda. Es una mezcla de angelismo y de cinismo lo que ha favorecido la inmigración y la islamización. Aunque hubiera habido un rigurosa política de “francización”, en las escuelas sobre todo, eso no hubiera cambiado nada en vista de la cantidad y la proporción de las poblaciones alógenas. Toda la sociología histórica, disciplina que fue fundada por Xenofón, Tito Livio y Tácito, y que se basa en las consideraciones de Aristóteles, marca una constante: la convivencia de poblaciones de origénes distintos desemboca irrmediablemente en la guerra. Lo que conforma una concepción antropológica anti cosmopolita: cada cual en su casa.

El “choque de civilizaciones” que tanto choca a Marine Le Pen y a los partidos del sistema es un hecho y no una eleccion ideológica. Es impuesto por el enemigo. Querer parar una guerra que empieza con llamadas al armisticio y a la negociación es de una insondable estupidez. Este rechazo de la guerra no tiene salida ya que el enemigo la quiere. Por otra parte, la situación actual en Francia no tiene salida (fuera aparte el enfrentamiento) porque hemos pasado el umbral del no retorno. La pacificación interior, el comunitarismo armónico, la integración “buen rollo”, la asimilacion forzada, los sueños despiertos, la cantinela del “todos hermanos cogidos de la mano”: completo delirio, alcohol ideológico puro, contra la Historia, contra los hechos, contra la experiencia del pueblo.

Cuando Marine Le Pen censura las palabras de Aymerica Chauprade, que son simple sentido común, está como toda la clase politica en la negación de la realiad. Defiende una cierta “ideología francesa”, exactamente la misma que la de Manuel Valls. Esta ideología parte del principio utópico que una nación no es étnica sino puramente política. Es la herencia del extremismo cosmopolita de la Revolución. En esa época esta idea era inocente y gratuita ya que la inmigración no existía. El islam siempre fue el enemigo de la civilización europea, desde el siglo VII, pero no es el mayor peligro si se lo mantiene fuera del área europea. El peligro mayor es la inmigración masiva que coloniza y ahoga, es la amenaza de que el islam se vuelva mayoritario en nuestro país . Un islam muy minoritario nunca plantea un problema serio. Pero un islam radicalizado con una base demográfica en constante aumento desembocará necesariamente en la guerra civil. Es esta evidencia que el pueblo siente y que la oligarquía se niega a ver. Exacatamente como la aristocracia romana de los siglos IV y V que cerraba los ojos ante los hechos que iban finalmente a desembocar en el derrumbe de su civilización.

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