Se imputa al urbanismo de las "cities" el mal-vivir de los inmigrantes que allí son relegados. Se imputa a la inseguridad y a los fallos de los ascensores. "Es necesario pintar los huecos de las escaleras, reparar los ascensores, y todo irá bien" repite Harlem Désir. La "política ciudadana" de la cual se había querido ocupar el impostor Bernard Tapie cuesta más de 20 mil millones al año a la colectividad y no aporta ningún resultado, incluso agrava más las cosas. Se parte del principio de que es necesario mejorar la calidad de vida para mejorar el comportamiento de las poblaciones. Esto se debe a un behaviorismo ingenuo.
Es el urbanismo de las "cities" o "grandes espacios", como se les denominaba en los años 60 inspirándose en las teorías de Corbusier respecto de las "ciudades-jardín"; espacios verdes, ventilación, higiene, inmuebles-buque, etc. En los años 60, cuando las ciudades mismas estaban habitadas por poblaciones homogéneas y clases populares francesas, ningún problema de criminalidad y de mal-vivir se percibía. Al contrario, estos conjuntos de urbanizaciones parecían habitables comparadas a los agujeros de rata y cloacas de los cuadrantes noroeste de Paris, o de los barrios marginales que afectaban a los suburbios. Por otra parte, en los malolientes tugurios del oeste parisino, de 1950 a 1965, habitadas por poblaciones europeas, a pesar de las condiciones de vida espantables, ninguna subcriminalidad de la juventud era perceptible, a pesar de la pobreza y de la proporción importante de adolescentes.
Hoy, Parly II, cerca de Versalles, construida según un urbanismo rigurosamente parecida a aquella de Sarcelles al norte de Paris, es un remanso de paz ¿Por qué? Lo ha comprendido: la pregunta implica la respuesta.
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Los arquitectos piensan que el reconstruir las ciudades según el orden tradicional (calles, plazas, casas bajas, rehumanización del espacio) hará bajar la criminalidad de las bandas étnicas y hacer retroceder las zonas de no-derecho. Ésta es la tesis de Castro y de Portzampare. O incluso más... Las "neo-aldeas" construidas según la brillante teoría -perceptible en el sur y en el oeste de la región de Ile-de-France, y que alberga a poblaciones inmigrantes- poseen exactamente los mismos problemas que las urbanizaciones HLM. La ciudad de Roubaix o los barrios del norte y nordeste de Paris, como el centro de Marsella, ofrecen una arquitectura tradicional y de "convivencia", según el vocabulario de moda, pero son mayoritariamente ocupados por los alógenos, y poseen exactamente las mismas dificultades que las urbanizaciones HLM: violencia endémica, economía criminal, marginación de los europeos. La convivencia urbana no depende del urbanismo y sí de los habitantes. Todo el mundo lo sabe, nadie se da por enterado.
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La actual "política ciudadana" reposa también sobre el rechazo de los ghettos y la mezcolanza de clases. Pero aun así, se confunde "clases sociales" y "etnias". En el intento de dispersar a las poblaciones alógenas y la mezcla con los europeos, se hace partir a estos últimos y extenderlo a los ghettos." Estoy a favor a la ampliación de los ghettos étnicos", declaró el militante islamista Mourad Assoud en Le Figaro del 20/10/1999. Las poblaciones inmigrantes manifiestan un rechazo de la cohabitación urbana.
Sin embargo, con fines pacíficos, la población china del distrito XIII de París reacciona del mismo modo; todo empezó, en silencio, para establecer una Chinatown en el barrio de Tolbiac, pero también en Belleville donde se esfuerza por cazar suavemente a la población árabe.
En el siglo XIX, los barrios de Londres, París, Marsella, Lyon donde las clases están mezcladas conocen la famosa "convivencia urbana" que los arquitectos se fatigan en recuperar. Olvidaron que en la época, los burgueses y proletarios eran de la misma cultura y de la misma etnia. Los razonadores olvidan siempre lo esencial.
La "política ciudadana" reposa también sobre el dogma contemporáneo de los "medios financieros". Si las cosas van mal en alguna parte, es porque no se inyecta suficiente dinero. Lo mismo con la educación nacional: sindicatos y estudiantes reivindican sistemáticamente "siempre más medios", para resolver sus problemas. Como si la llamada al contribuyente fuese la panacea, y como si no hubiera otras causas de los desórdenes que se constatan. Señalemos una de las deficiencias de la sociedad de mercado: creer que todo se resuelve con dinero.
Conforme a esta doctrina errónea, se financia consecuentemente las "ciudades y barrios problemáticos", en las cuales el número se halla en progresión del 20% por año despues de 1995 y se estima por el Ministerio del Interior que hoy son ya 1500. Por habitantes, Villeurbanne (Lyon) Créteil (sureste de Paris), las ciudades vecinas Estrasburgo y Marsella, Mantes-la-Jolie (Vexin), Le Mirail (cerca de Toulouse), se benefician de tres veces más de inversiones públicas que en los distritos centrales de Lyon y de París, que Burdeos o Toulouse, etc. Por tanto los centros comerciales son saqueados o quemados, pos pequeños comercios huyen, el equipamiento público se degrada, los centros juveniles o de ocio son devastados, los transportes son atacados, los actos de sabotaje del entorno urbano son sistemáticos. Se pensaba que los equipamientos y que las actividades deportivas iban a "calmar a los jóvenes". Qué ingenuo.
Lo que los sociólogos y los urbanistas se niegan a comprender -o más bien admitir- es que la degradación sistemática de la vida urbana no es una consecuencia de la desesperación social, pero que se trata de una revuelta étnica de carácter lúdico. Sé que sorprendo, vamos, y contrariamente a los intelectuales de salón o de biblioteca, conozco el terreno y los intereses. Muchos jóvenes beur-negros delincuentes están contentos con los daños que provocan en el contexto de la vida urbana. No les molesta. Les permite obtener una ayuda adicional. " Pagad, o si nos incomodaremos más todavía. Dadnos más y enviadnos de vacaciones para calmarnos".
En las ciudades dañadas por ellos, pueden así establecer zonas de no-derecho y una economía criminal. Su pereza, su aburrimiento, no es más que aparente. Recrean una sociedad paralela, agresiva, basada en el enfrentamiento. Como señaló el sociólogo Raul Walk, a propósito de los disturbios raciales de Los Ángeles, a través de una frase lapidaria: " Todo eso es entretenimiento y disturbio racial, pero no se preocupen, están felices"(Journal of UCLA Sociology Department, marzo 1996).
Los incentivadores de la estúpida "política ciudadana" simplemente no conocen aquello que podría ayudarles a entrar en razón. Imaginan que los jóvenes afro-magrebís tienen la misma mentalidad que los jóvenes proletarios europeos desesperados del último siglo. Emplean Germinal y los viejos mitos marxistas universales.
Las ciudades y los barrios sensible y deliberadamente degradados son un ambiente ideal de vida respecto de aquello que hablamos. Allí se sienten muy bien. Juegan con nuestra conmiseración y persisten en hacer pasarse por víctimas que no son. La gran víctima es la población de origen europea. Vivir en el desorden social e imponerlo, tal es el objetivo de los cabecillas.
Lamentablemente los intelectuales, los altos funcionarios, y los políticos dirigen cosas que desconocen. Los ediles y los profesores saben muy bien la verdad ¿Esperan que una guerra civil deje las cosas claras?