Ok

En poursuivant votre navigation sur ce site, vous acceptez l'utilisation de cookies. Ces derniers assurent le bon fonctionnement de nos services. En savoir plus.

  • LA IMPOSTURA DEL DERECHO DE LOS "SIN PAPELES". La Colonización de Europa

    La camarilla inmigracionista, compuesta por dirigentes trotskistes bien formados y por una masa militante de sentimentalistas ingenuos y manipulados, apoyado por una parte por la clase intelectualoide-mediática y por el mundo del espectáculo, encontró en la defensa de los "sin papeles" su principal caballo de batalla, mucho más interesante que la de la defensa de los desempleados franceses y de sus derechos.

    Por otra parte, el mismo término de " sin papeles " es increíble. ¡Cómo si los hubieran perdido! Como si gozaran de un derecho automático a tener "los papeles" por el mero hecho de su presencia en Francia. No son clandestinos, no son persona fuera de la ley, no, están "sin papeles".

    Se habla de los derechos de los sin papeles, cuando no tienen ninguno. Son invasores, colonos ilegales. En cualquier país de África o de Asia, serían rechazados por sus demandas y expulsados. En Francia, se manifiestan para defender sus "derechos" abiertamente creando "colectivos" y ocupando edificios públicos y privados. Con algunas excepciones cada vez más raras (la expulsión manu militari de los ocupantes de la Iglesia de San Bernardo en 1997), las autoridades, amedrentadas por la camarilla inmigracionista que da gritos histéricos en cada expulsión, dejan hacer.

    Hay que ver allí el desvío jurídico completo en el cual desemboca el humanitarismo de los derechos humanos. En el derecho internacional público, las manifestaciones de ciudadanos de países extranjeros para obtener la "regularización" de su presencia ilegal en Francia, constituyen un delito. Cada año varias decenas de europeos son expulsadas de países africanos y asiáticos, sin contemplaciones. Un alemán recientemente ha sido condenado a la prisión en Irán porque había tenido relaciones sexuales con una autóctona musulmana. Nadie protesta...

    Regularmente la prensa bienpensante hace llorar en los hogares describiendo las "dificultades de los clandestinos", como si fueran víctimas de racismo y de discriminación, como si tuvieran un derecho automático a instalarse ilegalmente e, inmediatamente, gozar de empleo y de subsidios públicos. Concebimos pues implícitamente Europa como un asilo gigantesco donde, moralmente, todo hombre puede venir para instalarse.

    Tal como explico en otro lugar, la situación económica de los calificados como "sin papeles" es mucho mejor que la de los excluidos y sin derechos de origen francés de los que la prensa humanista o de extrema-izquierda se burla como de alguien que ha tenido mala suerte. Llevando hasta el final este raciocinio, leyendo los artículos de Liberation y de Le Monde sobre los "derechos de sin papeles", toda la población de la Tierra tiene pues el "derecho" a desembarcar en Europa. Implícitamente, todo inmigrante, por el mero hecho de su presencia sobre el territorio, tiene automáticamente acceso a una tarjeta de residente en Francia o en España y, por tanto, a causa del "espacio Shengen", a toda la Unión Europea. He aquí una nueva categoría del derecho internacional público inventada por la clase intelectualoide-mediática: el derecho natural de todo ser humano que se instala en Europa occidental, sin ninguna reciprocidad para los europeos. Cuando se sabe que en los países de África, una parte importante e incluso mayoritaria, de la población joven es candidata a la emigración en Europa, imaginamos el extremo peligro de esta posición de defensa incondicional de los "sin papeles". Con su irresponsabilidad acostumbrada, el Abate Pierre declaró que, moralmente, Francia podía acoger a 50 millones de emigrantes del Tercer Mundo.

    El diario Le Monde, Biblia de los ministerios, se especializó en la apología y defensa de los "sin papeles". Tan dispuesto siempre a predicar el Estado de Derecho, Le Monde en este tema trata sin cesar de demostrar la legitimidad de la ilegalidad de los clandestinos. Haciendo apología de una llegada "colectiva" de inmigrados clandestinos chinos, el diario bienpensante escribió: "los jóvenes chinos sin papeles recientemente llegados a Francia salieron de su reserva manifestándose en la calle por la regularización. La creación de una asociación parece ser un nuevo paso hacia la integración". (20/01/1999). Es decir, los extranjeros que "llegan" clandestinamente ya que manifiestan inmediatamente su exigencia de ser regularizados (sin gozar de ninguna condición jurídica) hacen sanamente progresar la noción de integración republicana. Como prueba de esta integración, el periódico cita el caso de Lin Ye, regularizada en julio de 1998 gracias a las presiones del "tercer colectivo" de sin papeles. Lin Ye no tiene trabajo, no habla francés, pero recibe ahora subsidios por su maternidad, Seguridad Social e indemnidades de paro; es intocable, puede sin problema trabajar clandestinamente en su comunidad.

    ¿Cuántas jóvenes de origen francés desempleadas y sin derecho al paro no envidiarían el privilegio exorbitante, la discriminación positiva de la que goza esta extranjera clandestina? En realidad, se llama "integración", en la lengua de palo, a lo que es justo lo contrario: la organización de comunidades alógenas protegidas que tendrán vocación de acoger en su seno a nuevos clandestinos.

    Al hablar de Hassan Sibidé, clandestino oriundo de malí llegado ilegalmente con mujer (en cinta por supuesto) y niños, y, por otro lado, recién salido de prisión, luego interrogado y puesto en libertad tras la ocupación de una iglesia, Le Monde se maravilla: "condenado a seis meses de prisión y a cinco años de prohibición de retornar al territorio, no ha sido acompañado a la frontera tras su detención. Hassan dice que no está desanimado y que jamás volverá a Mali. Su vida está en Francia. Sus niños van a la escuela primaria. La esperanza volvió desde que su mujer ha sido regularizada [tuvo el parto en Francia, el niño, por tanto, es francés, así que la regularizamos, evidentemente], lo que suspende el efecto la prohibición de regresar al territorio pronunciada contra Hassan. Esperando los papeles, continúa su vida ilegal, a la vista de todos".

    Siempre en Le Monde, Alexandre García estudia con conmiseración el caso de "Sr. Abdelkader Khallafi". Edificante historia. Este chico, "adorable y siempre sonriente", es un argelino de 27 años que entró clandestinamente en Francia en 1991; consiguió hacerse admitir en el Centro de Reinserción Social de Nanterre, a expensas del contribuyente. En enero de 1999, la policía le interpela, pero no lo expulsa. Indignación del personal del CRS y movilización de las asociaciones de apoyo a los sin papeles. No toques a nuestro colega. La prefectura precisa que el "joven hombre" "no ha sido interrogado en relación a su solicitud de regularización sino debido a tres condenas penales, combinadas por una sentencia de prohibición temporal de residencia en el territorio nacional". El "sin papeles argelino" es, de hecho, un atracador y un delincuente. ¡Sin embargo, debido a las presiones de las "asociaciones de apoyo a los ilegales", es puesto en libertad! Y la policía pierde su rastro. Algunos años después sale de nuevo a la superficie, tomado a su cargo por el Colectivo de sin papeles de Hauts-de-Seine, y a espera su regularización. Creemos que sueñan, pero no soñamos. Un pícaro clandestino argelino e inmigrado, protegido por las ligas antirracistas y los colectivos de defensa de ilegales, puede provocar con insolencia el Estado de Derecho y vivir en Francia en la impunidad más absoluta. Todo esto se sabe y se dice por todas partes en el Tercer Mundo, animando el flujo de más ilegales.


  • DESVIRILIZACIÓN DE LOS EUROPEOS, BESTIALIZACIÓN DE LOS AFRICANOS. La Colonización de Europa

    La explosión y la demostración (rayando en los grotesco, ver el Gay Pride) de la homosexualidad, la feminización de las funciones sociales, la abolición de las diferencias y de los roles sexuales, la burla respecto de la familia numerosa y de los procesos natalistas (cuando se trata de europeos de origen, evidentemente, pero no cuando se trata de inmigrantes o de musulmanes): todo ello indica una profunda desvirilización  del hombre europeo, a la vez querido y experimentado, puesto en relación con lo que el sociólogo americano Stanley J. Fetjens denomina, desde los años sesenta, la culpabilización y la feminización del macho blanco. En el inconsciente colectivo, el susodicho macho blanco es "racialmente e intrínsicamente culpable". La feminista homosexual americana Linda Lewine, por otro lado amiga mía, escribía en 1984:" La dominación impúdica del macho blanco heterosexual sobre las mujeres, las gentes de color y los homosexuales ha durado demasiado tiempo. Merece ser castrado" (en Shared Intimacies, Jackson Ed., New-York.) No podría decirse mejor luego de un lapsus tal. La castración, incluso la autocastración del hombre blanco, tal es el horizonte psicoanalítico de los medios progresistas occidentales después de los años sesenta.  

    A la glorificación de la homosexualidad masculina, responde la de la homosexualidad femenina, tíos entre ellos, tías entre ellas. De esta manera, los falos de los blancos y los vientres de las blancas permanecen sin fecundar. Todo el sistema, los medios, la ideología existente, destilan de manera soft lo que el grupo negro de rap racista del Bronx Military Entreprise formulaba abiertamente en 1992 en su pieza  White Out : " Vosotros los blancos, os volvéis maricones, y os volvéis lesbianas, de tal modo que no os vais a reproducir más". 

    Paralelamente, se instaura en la publicidad, en los medios, en las leyendas urbanas, en el cine, en el porno, en la prensa y en la televisión deportiva el mito de la supervirilidad del hombre negro. Y eventualmente del árabe.

    En la prensa popular People las parejas mixtas de celebridades (Negro-Blanca) son sistemáticamente destacadas, como ejemplos sociales y sexuales. El porno saca tajada de ello. La empresa distribuidora de cassettes XDifi hizo pasar en la prensa de gran difusión especializada, en junio de 1999, este anuncio, al igual que centenares de ellos similares : " Las estudiantes rubias son estudiantes lamentables. En lugar de asistir a clase, prefieren desinhibirse, en total indecencia hacia los gamberros negros, hacia las pollas enormes. Incluso la "directora", una caliente rubia se deja follar acabando en una serie de eyaculaciones muy jugosas" 

    * * * 

    Pero el efecto perverso de este mito estúpido de la supervirilidad de los negros o de los árabes, es su bestialización. En el inconsciente colectivo, se instaló una imagen arquetípica: el negro y el árabe son grandes folladores de pollas grandes, buenos futbolistas, buenos boxeadores, buenos matones, etc. Pero, evidentemente no matemáticos, técnicos, universitarios o pilotos de combate. Todo se halla en su slip y en sus músculos, nada en el cerebro. Los medios deportivos y la publicidad juegan intensamente sobre esta imagen, sin medir las consecuencias. El africano, tanto si es negro o magrebí, se halla en el fondo comparado a un gorila, a un ser dotado solamente de una virilidad primitiva. Los anuncios están llenos de esta mitología.

    La sobrevaloración física, la virilidad mítica de los afro-magrebís da lugar por un efecto heterolítico de racismo inconsciente, a animalizarlos, a deshumanizarlos. Esta sociedad oficialmente antirracista y multirracial opera, exactamente como en Brasil o en los Estados Unidos, una jerarquización de las capacidades raciales en la representación colectiva. Respecto del blanco la organización, la disciplina, la cerebralidad, la complejidad; respecto del africano la "simplicidad natural", resumiendo, la animalidad. Esta bestialización, la cual los interesados no se aperciben, es muy perceptible en la publicidad pero también en los discursos de la prensa deportiva. Leído en L'Équipe : un tal boxeador  " sorprendente como un gorila ", un tal esprinter " brinca como una gacela ", etc. 

    * * *

    En la sociedad multirracial actual, en el que el etnomasoquismo hace culpables a los europeos, responde el autoracismo de los afro-magrebís hacia ellos mismos, por duplicado, a menudo debido a un racismo de resentimiento contra los europeos. En los suburbios, los "jóvenes" no designan solamente a los europeos como quesitos blancos o tabletas de aspirina, sino que ellos se designan a menudo a ellos mismos como la caillera - la "chusma". Si se analiza con atención las letras de la mayor parte de los grupos de rap (es suficiente con escuchar con asiduidad a Skyrock), se verá que el mensaje es en el fondo demasiado pesimista y al mismo tiempo, lo cual parece lógico, reivindicador. Respecto del tema recurrente "nosotros somos las victimas de la vida, mas o menos incapacitados; somos bastante amables pero es necesario ayudarnos, sino todo se colapsará, etc". Este auto-racismo se encuentra del mismo modo, hace un siglo, en los monotonos negros del deep south americano.

    Permaneciendo en el dominio de la canción, recordemos las palabras de Claude Nougaro, en el cual el etnomasoquismo blanco se hace eco del antirracismo negro:: " Armstrong, no soy negro, soy blanco de piel; cuando quiero cantar a la esperanza ".