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El zócalo de civilizaciones es ante todo de tipo biologico. La Colonizacion de Europa.

En su libro fundamental Des dieux et des empereurs (Éditions des Écrivains), André Lama pretende demostrar que el Imperio Romano fue minado desde el interior debido a una modificación de su substrato étnico. Debido básicamente a las libertades concedidas y del relajamiento de las reglas de la nacionalización, pero también al debilitamiento demográfico de los romanos de origen, la población romana de origen se africanizó y orientalizó hasta el pináculo del Estado. Lo cual contribuyó al derrumbe de la civilización original, así como las invasiones del cristianismo.

Desgraciadamente, se podría decir que la "reserva étnica germana" estaba allí para compensar y detener lo que podría ser una metamorfosis étnicocultural definitva del actual occidente peninsular europeo. Hoy en día, desgraciadamente, no tenemos más en Europa reserva étnica de compensación suficientemente prolija demográficamente. Desde los años setenta Pierre Chaunu y Georges Suffert, en La Peste blanche (Gallimard), un libro que sería impublicable hoy en día, ya que ahora parecería políticamente incorrecto, pone de relieve el agotamiento demográfico de la raza blanca europea misma. Es interesante señalar que el derrumbe general de la fecundidad de los europeos de origen comenzó en los años sesenta, en el momento exacto en el que comienzan las migraciones de poblaciones extra-europeas.

André Lama escribió, lamentando el debilitamiento progresivo del núcleo original romano  : " mientras la antigua república se ampliaba, Roma se debilitaba, abriéndose a demasiadas influencias debilitantes y elevando a la dignidad de ciudadanos romanos a demasiados elemento desestabilizadores". 

El poder imperial romano devino absolutista ya que estaba basado en una sociedad multirracial, sin raíces. Esto es lo que pasa hoy, aunque un poco diferente.

Cuando no hay mas pueblos que atiendan a un mínimo de homogeneidad étnica, el régimen democrático auténtico se desmorona. Una tiranía, tanto si es dura o blanda, tiende a imponerse, con el objetivo de compensar la anarquía que nace de la coexistencia de etnias irreconciliables

Para André Lama, las mezclas, las migraciones, las diferencias en la natalidad, provocando una modificación étnica, son las causas de los grandes cambios políticos que se observan en la historia. Para el, " no es siempre necesario conquistas o invasiones para transformar a un pueblo". Se asiste, por un diferencial demográfico interno  " al emerger de una nueva nación que silenciosamente va a reemplazar el antiguo sin que hubiera una guerra extranjera o invasión. Las variaciones étnicas del pasado de los pueblos, que se deben tener en cuenta, permiten mejor comprender sus relaciones recíprocas y las vicisitudes de la historia ".

El autor establece un paralelismo entre el fin del Imperio romano y nuestra situación: " Las mezclas étnicoculturales han tenido también [...] su importancia en el declinar y la desaparición de las civilizaciones. Cuando el elemento humano específico, pilar del sistema, falla, es entonces que todo el conjunto se hunde. Los períodos de calma esconden fenómenos que se desarrollan suavemente y que, respecto del efecto de acontecimientos detonantes, estallan un día determinado en un momento determinado, revelando las contradicciones internas acumuladas con anterioridad, por consiguiente tal absceso permanece anteriormente escondido para el observador. Tal es el juego de las influencias en el seno del Estado romano. "

Y tal es también el juego de lo que se va a desarrollar actualmente. Para el autor, cuando el pueblo central alcanza un umbral numérico de declinación crucial, la civilización fundada cambia y desaparece, por" dilución de la especificidad étnica y cultural del pueblo fundador". Roma desapareció como consecuencia de esta mezcla étnica, "acoger los cultos y las costumbres que contrastaban totalmente con la mentalidad romana original". Para André Lama, el pueblo italo-romano original " ha creado una dinámica en la cual el dominio se le escapó y debido fatalmente a un origen étnico que le ha sido siempre desfavorable. "

Y respecto a Pierre Lance, citado por André Lama, él afirma con razón:" El Imperio Romano es la más perfecta demostración de lo que la conquista forzada del otro sirve a la erradicación y a la pérdida de la propia identidad. " (La défaite d'Alésia, La Septième Aurore).

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Las tesis de André Lama me parecen interesantes en tres aspectos.

1) En primer lugar, la colonización del pueblo actual de Europa es el contra-ataque, el efecto boomerang del colonialismo de conquista y de dominación europea del siglo XIX. Los pueblos afro-asiáticos, antes colonizados se instalan en el lugar de sus colonizadores. El Imperio Romano no es de ningún modo un "ejemplo", ya que tanto el imperio francés como el británico habrían experimentado la misma suerte: es decir, la sumersión de la tierra madre, ella también, hacia el cosmopolitismo y el caos étnico. El modelo imperial sólo es viable entre las poblaciones biológicamente y culturalmente emparentados. Esto es por que en mis dos obras anteriores, El Arqueofuturismo y Nuevos Discursos a la Nación Europea, he defendido el modelo imperial, tuve mucho cuidado en llamarlo Eurosiberia, denominando a ésta un objetivo futuro de reagrupamiento de la Europa Occidental, de Europa central y de Rusia, es decir de pueblos indo-europeos. El modelo del Imperio Romano, que está mismamente inspirado por el cosmopolitismo de Alejandro, lo intentó Napoleón, y tampoco olvidemos que lo intentó Stalin, y está viciado desde la base por una voluntad de expansión pluri-étnica. La idea imperial que hace falta defender es aquella del poder organizativo de un espacio vital, basado sobre un zócalo biológico de pueblos emparentados , pero en el que hay una abstinencia de todo imperialismo, de toda voluntad de conquista y de dominación sobre los espacios vitales de otros pueblo , como de toda tentativa de asimilarlos.

2) La segunda lección es la siguiente': ¿Cuál es la infraestructura de las civilizaciones? ¿Es cultural o económica? Este es el gran debate que ha agitado la Nueva Derecha desde los tiempos en los que se definía como "gramsiciana".

Volviendo a las nociones de sentido común, verificados por la historia. Una civilización es un conjunto de formas, de conocimientos, de técnicas, de costumbres, de formas de vida, de saberes adquiridos, que reposan sobre una cultura. Los marxistas y los liberales dicen: el estado de tal civilización no reposa sobre la cultura original, pero sobre las amenazas de las relaciones de producción, y del estado de la técnica. En síntesis, liberales y marxistas piensan que una civilización es el producto de amenazas provenientes de la infraestructura económica y de las relaciones de producción; y la cultura no es más que la superestructura, la expresión derivada.

Al contrario, al comienzo de los años 80, la Nueva Derecha sostenía la idea de un "gramscismo de derecha", nosotros hemos invertido los términos del problema diciendo: la civilización, las costumbres, el estado de la técnica, las formas políticas son el producto de un zócalo cultural, y en consecuencia de las mentalidades. Dicho de otro modo, la civilización es la consecuencia de la cultura y no lo contrario. Y es que no hemos respondido a la cuestión: ¿Pero quién o qué determina la cultura? Es la composición biológica de los pueblos, sus cualidades y sus defectos innatos, su atavismo antropológico, que fundamenta sus culturas, y ellos mismos producen las civilizaciones. Dicho de otro modo, la infraestructura profunda de las civilizaciones no es ni económica ni cultural, es biológica. 

Como lo expresó Léopold Senghor, en 1970, durante un coloquio organizado en la Sorbona respecto de La identidad africana "Son las particularidades antropológicas negro-africanas y europeas  entendidos en el sentido más amplio, lo que han construido las irreductibles identidades africanas y europeas". Nelson Mandela, a quien no se puede acusar del pecado de racismo, declaró, en un discurso en la Asamblea nacional de África del sur en 1996: " La reconstrucción de este país es probablemente un desafío insuperable. Y es que nosotros ya no somos los mismos. Nuestra raza diferente ha producido una mentalidad diferente "

3) Cuando hablamos de infraestructura biológica y étnica de las civilizaciones es evidente que no es cuestión de referirse al mito de una "pureza racial". André Lama apunta con mucha razón: "Quien dice "pueblo" dice grupo étnico más o menos mezclado. Hablar de "raza pura" es tan utópico como ridículo y es que los Romanos, incluso los más antiguos, eran ya un conglomerado étnico, resultante de una alquimia en la cual los primeros componentes habían orientado el carácter. Nosotros veremos que los componentes ulteriores los orientaron de modo diferente. " Yendo más lejos, precisa: " Todo mito de una pseudo "pureza de la raza" no se sostiene. No hay nada de raza romana como de raza pura. Sin embargo, es una auténtica alquimia étnica la que ha permitido trasladar las trazas fundamentales del carácter y de la mentalidad romanas.

El concepto importante es esta alquimia étnica. ¿Qué significa esto? Europa es ciertamente el fruto de los mestizajes. Pero el mestizaje de pueblos próximos, diferentes es verdad, pero primos, emparentados, y que se benefician de cierta proximidad antropológica. A la idea reduccionista de "raza pura" hace falta oponer la de raza global. Esta es la idea de Senghor mediante sus conceptos de "albo-europeos" y de "negro-africanos"

Este es el concepto del parentesco étnico-biológico en sentido amplio que hace falta extraer de todo esto, en contra del reduccionismo de la "raza pura" o aquel del cosmopolitismo y del mestizaje universal, que son profundamente contrarios al humanismo. Negar la dimensión étnica y biológica de los hombres es rechazar su humanidad misma.

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