Varsovia, 24 ago (EFE).- El Gobierno de Polonia quiere lanzar un proyecto para traer de vuelta a casa a los cientos de miles de polacos emigrados a otros países, plan que contrasta con su rechazo a acoger refugiados en su territorio según el sistema de cuotas propuesto por la Comisión Europea (CE).
Cerca de 20 millones de personas forman la diáspora polaca (en su mayoría personas de origen polaco, aunque un tercio son nacidos en Polonia).
Muchos son descendientes de desplazados en los últimos 150 años por guerras o corrimientos de fronteras, pero también por cuestiones económicas, como se ha podido ver en la emigración de cerca de un millón de polacos al Reino Unido e Irlanda.
De hecho, en Irlanda, los inmigrantes polacos suponen cerca del 3 % de la población.
En el Reino Unido, el polaco ya es la segunda lengua más hablada tras el inglés, como consecuencia de la avalancha de trabajadores de Polonia que llegaron a la isla después de que el laborista Tony Blair abriese el mercado de trabajo a los ciudadanos de los países del Este de la Unión Europea (UE).
El nuevo presidente polaco, el nacionalista-conservador Andrzej Duda, insiste en que hay que traer de vuelta a esos emigrantes, que con su regreso traerán experiencia, nuevos conocimientos y nuevas familias, algo necesario en un país que enfrenta bajos índices de natalidad y un envejecimiento progresivo de su población.
Pero el plan de Varsovia va más allá y busca mejorar la imagen de Polonia en el exterior, devolver sus raíces polacas a esa diáspora a través del refuerzo de la enseñanza del idioma polaco, un mayor papel de las asociaciones de polacos en el extranjero, además de incentivos para aquellos que quieran volver a casa.
"Somos conscientes de que muchos de nuestros compatriotas en otros países ya tienen la nacionalidad de esos Estados, hablan su lengua y no conocen nuestro idioma", explicaba días atrás el titular de Exteriores de Polonia, Grzegorz Schetyna.
El ministro, quien anunció programas para colaborar con los países donde reside la mayoría de esa diáspora polaca, reconocía también que "inicialmente el acercamiento a ellos habrá de ser en el idioma del lugar en el que residen".
Se trata de un ambicioso plan para "repolaquizar" a esos millones de polacos o descendientes de polacos repartidos por países como Argentina, Brasil, Alemania, Ucrania, Reino Unido y Estados Unidos, donde cerca de diez millones de personas declaran tener origen polaco.
"No me parece algo fácil, ya que en Polonia los salarios son muy bajos y apenas disponemos de ayudas sociales. Existen más oportunidades afuera", explicó a Efe Anna Przewoska, polaca residente desde hace medio año en Londres, quien precisamente decidió trasladarse de una ciudad de provincias polaca a la capital británica para desarrollar su carrera.
A esa fuga de profesionales que desangra a Polonia en los últimos años se suman los bajísimos índices de natalidad, lo que dibuja un panorama desolador para el año 2060, en el que según Eurostat el país centroeuropeo podría perder un 18,3 % de habitantes, con más de un tercio de su población por encima de los 65 años.
El número de polacos con menos de 15 años se ha reducido un 40 % durante los últimos 25 años, mientras que la población con más de 65 años ha aumentado un 50 %.
"Sobre todo desde que entramos en la Unión Europea (2004) es palpable el cambio de tendencia en Polonia, especialmente en las zonas urbanas, donde las parejas cada vez se casan más tarde y en muchos casos sólo tienen un hijo o incluso ninguno, algo impensable hace 20 años", señaló a Efe la socióloga Malgosia Wos.
De hecho, una de las razones por la que muchos polacos mantienen su residencia en el Reino Unido son las ayudas por hijo, lo cual hace que la tasa de natalidad entre las mujeres polacas sea mayor allí que en su país de origen.
A principios de este año, el primer ministro británico, David Cameron, anunciaba que propondrá nuevas normas a la UE a fin de limitar el acceso de los inmigrantes a las prestaciones sociales del Reino Unido.
El jefe de Gobierno puso precisamente al colectivo polaco como ejemplo al referirse a la posibilidad de que se hubiera abusado de la generosidad del sistema británico de subsidios.
El plan del Gobierno polaco para traer de vuelta al país a sus emigrados contrasta con su rechazo a la propuesta de la Comisión Europea (CE) de establecer cuotas para repartir a los refugiados en todos los países comunitarios.
Según esta clave de reparto, Polonia debería aceptar a 2.659 solicitantes de asilo eritreos y sirios de los 40.000 llegados a Italia y a Grecia, y otros 962 refugiados procedentes de los campamentos de fuera de la UE.
La cifra de inmigrantes ilegales que ingresaron en territorio polaco alcanzó en la primera mitad del año los 2.900, casi el doble que en el mismo periodo de 2014, pero muy por debajo de las registradas en Italia, Grecia o Hungría.
La mayoría de ellos, además, no tiene intención de permanecer en Polonia, sino asentarse en Europa Occidental.