Helmut Kohl había trazado una línea utópica en sus diez puntos por la unidad de Alemania en 1989. Se consiguió. Las utopías no son fantasías. Se alojan en las cabezas.
1º) Medidas conformes al derecho constitucional actual, a la Carta de la ONU y a la Declaración Universal de los Derechos del Hombre.
Algunas de estas medidas, tocan notablemente la preferencia nacional y europea, habiendo sido instituidas por el municipio de Vitrolles. Habían sido invalidadas por la Prefectura (y por consiguiente el Estado) por razones estrictamente ideológicas y al amparo del derecho público. Sobre todo la bonificación de 5000 F al nacimiento de un bebé de nacionalidad europea.
Las disposiciones siguientes estarían en acuerdo jurídico total con el derecho público, y en consecuencia no susceptibles de recurso ante ningún tribunal.
*Supresión del jus soli en beneficio del refuerzo del derecho de sangre. La nacionalidad no se puede adquirir salvo si el padre y la madre poseen dicha nacionalidad. Excepción hecha de los niños de residentes en otros países de la Unión Europea.
* Ningún permiso de trabajo puede ser otorgado a quien no es ciudadano de un país de la UE, excepción hecha -con cupos- de plantillas de empresas extra-europeas. Ninguna empresa puede emplear a un extranjero.
* Los extranjeros extra-europeos legalmente instalados no solamente no pueden trabajar, sino que tampoco pueden beneficiarse de ninguna prestación social o médica. Esto no se aplica evidentemente a los residentes de la UE.
* El permiso de residencia está limitado a un año, no renovable automáticamente.
* La condena mínima entraña la expulsión inmediata y una prohibición de residencia definitiva. Sobre todo en el caso de las condenas.
* Todo extranjero en clandestinidad es inmediatamente expulsado, como todo extranjero habiendo cumplido una condena penal, al finalizar su pena. La demora de detención administrativa antes de la expulsión está limitada y la decisión de expulsión es administrativa y no susceptible de recurso.
* Supresión de todos los privilegios públicos actuales (alojamientos, subsidios, empleos, ayudas diversas, subvenciones) basados en criterios étnicos o de nacionalidad.
* Restricción drástica de la atribución de visados de residencia a los países afro-asiáticos, excepción hecha de Japón, de Taiwán y de Corea del Sur.
Estas medidas provocarían evidentemente una detención de los flujos migratorios ya que la bomba aspiradora ya no funcionaría. Permitirían reducir alrededor de un tercio el número de alógenos presentes en Francia. Pero ello sería evidentemente insuficiente ya que la mayoría de los extranjeros son ahora de nacionalidad francesa.
2º) Medidas que infringen los derechos internacionales y la Declaración universal de los derechos del hombre.
Al pasar la historia, los marcos judiciales se desploman. Esto es debido a que el derecho no es una divinidad que sobrevuela los eventos humanos, sino el producto mismo de esos eventos humanos y de las causas poderosas que las engendran. A la fórmula bárbara "La fuerza prima sobre el derecho" -que corresponde por otra parte a la práctica del islam- , preferimos aquella de Carl Schmitt (que Charles de Gaulle debió compartir): La legitimidad prima sobre la legalidad.
La tesis que subyace en este ensayo, y que intento aquí repetir con la mínima pasión y máxima moderación posible, es que para detener e invertir la empresa de colonización de Europa, las auténticas y eficaces medidas no pueden ser tomadas salvo con urgencia, en caliente, entre la espada y la pared, a la conclusión de una crisis grave respecto de la cual los marcos jurídicos y los prejuicios morales pierden su importancia de forma brutal.
Como pensó Proud'hon, la guerra es la matrona de la historia. Un pueblo invadido tiene el derecho respecto de su legitimidad histórica de defenderse por todos los medios. "El fin justifica los medios": los islamistas y los comunistas han utilizado estos preceptos para su expansión. ¿Se les prohíbe a los Europeos su simple defensa?
¿Cuáles podrán ser por consiguiente las medidas tomadas por un imaginario gobierno revolucionario, a la conclusión de una guerra civil étnica? Se puede imaginar que serían las siguientes:
* Abrogación retroactiva de la nacionalidad por algunas categorías de la población previamente definidas.
* Política global de retorno obligatorio y forzado a los países de origen de las personas implicadas, asimismo desprovistas de su nacionalidad de país europeo, y recuperando de pleno derecho su nacionalidad ancestral, según un plan quinquenal. Este plan de retorno obligatorio sería complementado por ayudas financieras muy importantes a los países concernientes. Estas ayudas a la reinserción local no serían mayores que los 4000 mil millones de Francos que cuesta la reunificación Alemana o los 800 mil millones que cuesta cada año la estancia en Francia de los extranjeros.
* Aplicación al islam en Europa de las mismas reglas que aquellas que los Estados musulmanes imponen a los cultos exógenos en su territorio. (ver el anexo del libro). Según el principio de la reciprocidad.
* Nuevas legislaciones sistematizando la preferencia europea en cuestiones matrimoniales, maritales, de testamentos, sociales, etc. Lo cual implica considerar la discriminación negativa como sucesora de la discriminación positiva actualmente practicada con respecto a los invasores.
* * *
Se puede -ustedes pueden- imaginar otras medidas del mismo tipo, yo iba a decir el tercer tipo... Serían de hecho, a la medida de Europa, y que los países árabo-musulmanes practican desde hoy sin que la "comunidad internacional" y los derechos del hombre encuentran nada allí que decir. Dos pesos, dos medidas.
Deberemos imitar al islam para liberarnos, y contravenir las propias leyes que hemos creado. Hay a menudo algunas lecciones que se pueden tomar del enemigo, sobre todo las lecciones de audacia.
Los escenarios propuestos más arriba transforman evidentemente la actual noción moderna de nacionalidad, totalmente inadaptada a nuestra época arqueofuturista. Debido a que esta noción de la "nacionalidad" no corresponde más a la idea (a la vez nueva y ancestral, "que resurge" digamos) de homogeneidad étnica, pero basado sobre las categorías antiguas del derecho "moderno" abstracto y universalista, deberá ser trastocado de arriba abajo. Convendrá innovar y aportar el concepto de nacionalidad como aquel del derecho público europeo respecto de los criterios étnico-culturales rigurosos y no más sobre los viejos criterios del contrato social universalista y individualista desencarnado, que reniega de las dimensiones biológicas, religiosas, culturales y de nuestra especie.
Todo esto se corresponde a la vez a los desafíos del presente y del futuro, pero responde también a las más antiguas tradiciones jurídicas europeas, helénicas, aqueo-romanas o germánicas. Esto sería la fundación de un renacimiento de un auténtico humanismo europeo, como las concepciones actuales de los Árabes, de los Chinos, de los Hindúes, etc, respecto del doble imperativo de homogeneidad étnica y de derecho territorial exclusivo y discriminante (ver a este respecto la interesante categoría de "Tierra del Islam" que podrá encontrar su recíproco en la noción de "Tierra europea exclusiva")
Bien entendido, estas proposiciones no son más que pistas. Puedo estar equivocado y todo puede suceder de otro modo, los bosquejos que propongo pueden acabar siendo imposibles. Creo en todo caso que la mundialización (consecuencia de un planeta saturado) apela de nuevo a un aislamiento étnico. Ambos son paradójicamente conciliables.
Creo también que Europa, entendido en última instancia como Eurosiberia, no podrá desarrollar estos principios incorrectos -más concretamente intempestivos en el sentido nietzscheano- estos principios de liberación y de reconquista salvo al final de una prueba muy grave. Denominémosla nuestra esperanza más elevada. Ella sola puede despertar a la juventud y llevar la imaginación al poder.
Los sueños son como los virus y las ideas preparan las armas. La pesadilla de unos es el ideal de otros. Tengamos confianza en la historia, en sus comportamientos impenetrables, en sus meandros lentos y en sus sorpresas brutales. Tengamos confianza también en la Providencia -el fatum romano, la moira griega que laurea a los vencedores que esperan que lo imaginable sea posible. ¡Levántese, tormenta deseada!