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La Colonización de Europa I

La Colonización de Europa. Guillaume Faye. Capítulo I. Una sinfonía española

Infokrisis.- Hemos abordado la traducción del libro de Guillaume Faye La Colonización de Europa publicado en el año 2000 por Editions de L'Aencre. Cinco años después de la publicación de esta obra estallaba la intifada en Francia... que había sido prevista en todos los detalles por Faye. Ocho años después las zonas de "non droit" habían pasado a ser más de 2.000 y se reproducían los incidentes de la intifada en la región de Saint Etienne. Cualquier excusa es buena. A pesar de que esta obra se refiere casi completamente a Francia, en el curso de la traducción vamos a realizar un esfuerzo de adaptación aprovechando para introducir los datos relativos a España en los lugares oportunos. Las 250 páginas de esta obra pueden calificarse de proféticas e inducen a una actitud que puede ser resumida en una palabra: Reconquista.

 

La Colonización de Europa
Guillaume Faye

 

Dedicado a la juventud europea


Introducción
Una sinfonía española


¿Inmigración mal controlada? ¿Exceso de trabajadores extranjeros? ¿Nacimiento tumultuoso y "simpático" de una sociedad multirracial en la "ciudad global" planetaria, cosmopolita y pacificada por Internet? No. Todo esto son ensoñaciones angelicales de intelectuales sin cultura histórica, sin memoria, sin realismo, sin presciencia. Colonización mediante el desplazamiento de poblaciones y estrategia de ocupación definitiva de Europa del Oeste por las masas del Sur y de Oriente en su mayoría musulmanes: esto es lo que vivimos. Y no lo viviremos pacíficamente.

Las cifras son alucinantes. Citemos tres solamente: el 25% de los jóvenes de 5 a 20 años nacidos en Francia son de origen extra-europeo. En 2010, el islam será la primera religión practicada en el Hexágono francés. El 75% de los actos de delincuencia violenta en 1998 han sido cometidos por magrebíes o africanos. Fuentes discretas: INSEE y ministerio del Interior. Los medios os están ocultando estas informaciones. Lo cierto es que las estadísticas rompen los termómetros. Pero el espectáculo de la calle informa al pueblo sobre aquello que se pretende disimular.

La invasión se realiza tanto mediante las maternidades como por la política de fronteras abiertas. La derecha blanda y la izquierda enloquecida hablan -cada vez menos, eso sí- de "fantasnas" cuando se evoca la realidad. Minimizan, reinterpretan y se tranquilizan, como aquel pésimo médico que contaba a un enfermo canceroso que solamente sufría de un enfriamiento pasajero. El número de necios es infinito.

Los expertos y los ideólogos, integracionistas o comunitaristas, de derechas o de izquierdas, buscan tranquilizar, racionalizar "todo pasará cuando nos hayamos sumergido en la multiculturalidad, viva la sociedad pluriétnica relajada y tranquila". La ceguera es total. La implacable lógica demográfica ejecuta rápidamente su obra matemática. Como la voluntad de conquistarnos,  a menudo reconocida por sus autores pero ignorada por la opinión pública.

Muchos líderes árabes y musulmanes, instalados en Europa o en el extranjero, desean y planifican estratégicamente la colonización irremediable y la ocupación definitiva de nuestras naciones. Algunos hablan incluso de "guerra santa" (djihad) en Europa. Es una venganza y una respuesta a las Cruzadas y al colonialismo europeo. Pero se adivina igualmente la expresión de la nueva voluntad de poder del islam, asociada a un resentimiento étnico implícito. Los otros pueblos del Sur y de Oriente se precipitan por la brecha. Consigna mundial: ¡Hay que conquistar Europa!

De hecho, Europa se desviriliza, festeja el Gay Pride, asunción de la homofilia triunfante; celebra las bajas tasas de natalidad, el individualismo desbocado, el mestizaje de sus mujeres y el etnomasoquismo. Les ofrece morada, cubre de subsidios y cuidados a ejércitos de falsos refugiados, pero deja morir de hambre a sus "sin techo" autóctonos. Define como inhumana la expulsión de los clandestinos, invasores. Practica la preferencia extranjera. Sus clases políticas, su burguesía xenófila, han querido que se pareciera a mujeres de edad que pagan a gigolós para que se instalen en su casa. Toda ocupación tiene colaboradores: los politicastros y la clase mediático-intelectual forman la armadura del partido inmigracionista, es decir colaboradores de nuestra colonización; están bien respaldados por las jerarquías religiosas católica, hebraica y protestante que no advierten que salsa corren el riesgo de comer. Los pueblos europeos, por su parte, no han sido nunca consultados, sobre todo los medios populares que sufren de lleno el azote y el choque con la inmigración colonizadora. Pronto será muy tarde y se alcanzará un punto sin retorno. Las urnas ya no podrán hablar. No quedarán más que dos hipótesis: la desaparición histórica o la reconquista. Volveremos a este tema.

La inmigración masiva de los pueblos del Sur y de los musulmanes es el mayor desafío que afronta Europa desde el fin del Imperio Romano. El tronco antropológico europeo está amenazado y, por tanto, toda nuestra civilización: una Tierra ocupada y un Pueblo que ya no renueva a sus generaciones y se hace reemplazar, en su propio suelo, por injertos de otros pueblos, tal es la banal dramaturgia histórica que arrasó el imperio faraónico, a los amerindios y tantos pueblos. La americanización cultural es detestable. Pero uno puede liberarse mucho más tranquilamente de un MacDonald que de una mezquita, de unos jeans antes que de un chador…

Las tragedias raramente son pacíficas. Y las colonizaciones no se hacen nunca sin enfrentamientos. Vivimos en Francia el inicio de una guerra civil étnica. La inmigración masiva no es sólo económicamente desastrosa (cuesta a Francia en torno a 800.000 millones al año), no ha arruinado solamente a la escuela pública, sino que ha generado el boom de lo que se llama impropiamente "delincuencia". Los barrios arrasados, los disturbios, las razias cada vez más frecuentes de las bandas afro-magrebís, las zonas en las que el Estado Republicano ha desaparecido se multiplican, los saqueos que se extienden al centro de las ciudades y ahora incluso a los campos, a las autopistas, a los trenes, las expulsiones de los europeos de las "ciudades", obedecen a iniciativas, no solamente de criminalidad, sino especialmente de conquista territorial. Esta última es el complemento de la inmersión demográfica. Naturalmente, el islam está activamente detrás de todo esto.  En cuanto a la alta criminalidad de los "Beurs-Blacks" ["beurs": descendientes de los árabes y bereberes inmigrantes en Francia; procede de la inversión del orden de las sílabas de la palabra "árabe": a-ra-beu que daría beu-ra-a y, por contracción beur], no es en absoluto consecuencia de una desesperanza económica o de la pobreza, ni de una pretendida "exclusión social" racista, ni siquiera de una revuelta realizada a imagen y semejanza de las del proletariado de otros tiempo, sino de un deseo de conquista y de humillación de los europeos fundada sobre el resentimiento.

A la delincuencia de robo y de pillaje, al crecimiento de una economía criminal paralela y parásita, se añade una voluntad de provocación belicosa… Hay que oír las palabras de las bandas de rap IAM, NTM o African Affirmation... Créame: todavía no hemos visto nada. La designación de los símbolos del Estado como objetivos (bomberos, policías, empleados de correos, inspectores de trenes, etc.) así lo atestigua, al igual que la progresión rápida de las instituciones islámicas controladas por los países árabes en todas las ciudades de Francia. Sustraer a Europa de su soberanía, primero interior, luego exterior, es un proceso que ha comenzado. Relean la historia...

En cuanto a los que nos señalan el "modelo multirracial americano", simplemente no conocen la naturaleza profunda de los Estados Unidos, faltos, sin duda, de haber vivido allí, como yo he podido hacerlo. Los Estados Unidos, son una sociedad financiera y policiaca, multiétnica y multirracial, una "no tierra sin pueblo", un calidoscopio gigantesco y humano repartido sobre un espacio inmenso, capaz de administrar muy bien las migraciones de poblaciones heterogéneas. Pero Europa, que es un Pueblo, sobre una red territorial muy reducida, no puede soportar el caos étnico sin guerra civil.

Los sueños de los futurólogos se convertirán en humo. El futuro está en el regreso y en el desarrollo de los comportamientos ancestrales, particularmente de las civilizaciones consideradas como los bloques étnicos. El paradigma del mestizaje universal, del "ciudadano del mundo" jamás se impondrá. Y, a despecho o a causa de la tecnociencia, el futuro será más arcaico -es decir, en el fondo, más etológicamente humano- que el pasado reciente. Estará dominado, a causa de la densidad humana creciente del planeta, por conflictos de pueblos, por el control de las tierras, los mares y las fuentes energéticas. Europa peninsular es la primera en ser ansiada. No por Rusia, sino por los Estados Unidos, económica y estratégicamente, y por el Sur bajo la bandera del islam.

La guerra étnica a cuyos primeros brotes estamos asistiendo, no es materia ni de la sociología ni de la criminología. Es geopolítica y geoétnica. Al término de una guerra, la historia proclama siempre a un vencedor y a un vencido. El vencido es, en general, aquel que rechaza el enfrentamiento, que niega la agresión, que toma al enemigo por su amigo. Mañana, si cien ciudades ardieran al mismo tiempo, ninguna fuerza de orden público estaría en condiciones de hacer nada tal como demuestra el cálculo numérico… Mañana, los jóvenes inmigrantes, contrariamente a los cálculos estúpidos del Partido Socialista o de los Verdes, no votarán por estos partidos, sino que aspirarán a tener representantes de su campo, musulmanes, que exigirán privilegios ante el poder. Es la lógica de la colonización por lo bajo.

Es posible que les vaya a sorprender, al igual que el médico que prescribe al enfermo la operación como última posibilidad, pienso que el estallido neto de una guerra civil étnica puede ser incluso necesario. Cuando una situación se vuelve insoportable, inextricable, solo la catástrofe -según la teoría matemática del mismo nombre- puede haber caer un sistema en el caos para que otro orden nazca. La juventud europea ¿va a tomar conciencia y a defenderse, animada por la memoria y la voluntad? Quizás no. Quizás…

No será desde luego el Estado de Derecho y sus policías impotentes quienes podrán combatir el caos étnico, sino el pueblo mismo: nuestro pueblo. No se tratará entonces de una "guerra civil" en el sentido fratricida clásico, sino mucho más de una guerra de liberación. La historia es irónica: Francia viviría entonces la situación de Argelia en 1960…

Pero es preciso no negar al enemigo su nobleza ni la humana justeza de su causa: ocupa el territorio que tú abandonas. Preserva su suelo y su sangre, extiende su suelo haciéndose con el tuyo y reemplaza tu sangre por la suya. El enemigo juega su papel y es estimable. Solo el colaboracionista, es decir el traidor, no lo es en absoluto.

Todo pueblo invadido en su tierra ha tenido siempre una consigna: de la Resistencia a la Reconquista. La "ayuda de regreso", brillante invención del economista de cámara Raymond Barre, en la historia, jamás ha funcionado verdaderamente… Reconquista, ¿una sinfonía española?

(c) Autor: Guillaume Faye
(c) Edición francesa: L'Aencre
(c) Traducción: Ernest Milà

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